lunes, 14 de noviembre de 2016

Las identidades no binarias y el discurso político Queer

Vivimos en una sociedad en la que el sistema socio-político y económico impuesto es el capitalismo cis-hetero-patriarcal. Pero, ¿qué significa esto?

Supongo que no es necesario explicar el concepto de capitalismo, pero sin adentrarnos mucho en el tema, podríamos decir que se trata de un sistema basado en una organización racional del trabajo, el dinero y la utilidad de los recursos de producción.


Es patriarcal porque está basado en una cultura androcéntrica, es decir, en la que el hombre, sus intereses y sus experiencias son el centro del universo, y en la que éste se erige como el paradigma de lo humano. Es un sistema que justifica la dominación sobre la base de una supuesta inferioridad biológica de las mujeres, y que cuenta con un conjunto de instituciones de la sociedad política y civil que se articulan para mantener y reforzar el consenso expresado en un orden social, económico, cultural, religioso y político, que determina que las mujeres como categoría social siempre estarán subordinadas a los hombres(1)



Es heterosexual, entendiendo la heterosexualidad como un régimen político que contiene un pensamiento ideológico, con un discurso que da por sentado que lo que cimienta a la sociedad es la heterosexualidad(2). Este es el discurso heteronormartivo, es decir, aquel que interpreta la heterosexualidad como la estructura natural e inevitable de la sociedad(3).


Y es cis-hetero-patriarcal porque está basado en la supremacía y la dominación del hombre cisheterosexual a través de la opresión y explotación de la mujer y de las identidades trans y/o no heterosexuales, mediante esa organización racional del trabajo, el dinero y la utilidad de los recursos de producción a la que eludía anteriormente; como es el caso del trabajo doméstico y la reproducción de la fuerza de trabajo(4).

En este sistema las personas somos encasilladas, aún antes de nacer, dentro de un marco sexo-genérico binario: hembra/macho, mujer/hombre; y, a partir de este marco, más adelante seremos definidas, o autodefinidas, como transgénero/cisgénero, transexual/cisexual, o intersexual.



Pasando a las definiciones o categorías de la orientación o preferencia sexual, siguiendo en este marco binario, y dentro de un modelo monosexista, podemos también definirnos como homosexuales o heterosexuales. Aunque también podemos encontrarnos con personas que se definen y/o actúan como bisexuales; es decir, que tienen la capacidad de sentir atracción romántica, afectiva y/o sexual por personas de más de un género/sexo(5).

¿Pero qué sucede con aquellas personas que no se identifican con ninguna de estas categorías binarias?

Si nos remitimos al plano biológico, el hecho de que existan personas intersexuales, es decir, personas que nacen con una anatomía sexual o reproductiva que no encaja en las definiciones típicas de hembra o macho(6), ya vemos que el sistema binario comienza a tambalearse. Tanto así, que la todo-poderosa ciencia médica acude rápidamente a socorrer al sistema, y sus emisarios de guardapolvos blancos se encargan de asignar un sexo, “como Dios manda”, a través de mutilaciones y violaciones a los cuerpos y a los Derechos Humanos.


Asimismo, las personas trans nos enseñan que existen mujeres con penes y hombres con vulva, por lo que estos órganos no pueden definir nuestro sexo.

Cuando hablamos de género, partiendo de la base de que se trata de una construcción social y cultural, resulta aún mucho más complicado intentar seguir dentro de este marco, ya que la riqueza de las diferencias individuales de las personas permite definir (o no) un género distinto a cada una de ellas. Es decir, que no existen dos géneros, sino uno: el de cada persona.  

Volviendo a las definiciones o categorías de la orientación o preferencia sexual, ya he comentado el tema de la bisexualidad, pero también nos encontramos con personas polisexuales o pansexaules; es decir, que sienten atracción afectiva-sexual por personas de más de un sexo o género, que dicha atracción es independiente de estos, o que se sienten atraídas por personas que no encajan dentro de este sistema binario.

Llegadas aquí, vemos que el sistema binario que intentan imponernos es una falacia.

Muchas personas pensamos que tanto el género, el sexo, y la orientación sexual, son categorías fluidas, y que podemos encontrarnos en cualquier punto de un continuo.



Personalmente, desde la niñez, no podía identificarme con lo masculino, con lo macho. Al llegar a la pubertad, fue muy claro para mí que sentía atracción física y sexual hacia los hombres. Años más tarde, esa no identificación con lo masculino, y en parte esa atracción por los hombres, hizo que comenzara a identificarme con el término “travesti”, ya que en esa época términos como transexual o transgénero eran desconocidos, por lo menos en Argentina, donde me encontraba. Así fue que comencé a modificar mi imagen para acercarme más a lo femenino, e incluso comencé a tomar hormonas. Al tiempo me di cuenta que eso tampoco me hacía feliz, que no me sentía mujer, y que no quería llegar a serlo. Con el tiempo aprendí que no era necesario encasillarse con ninguno de los dos sexos o géneros binarios, y que me encontraba en un lugar intermedio entre ambos. Me identifiqué con lo andrógino, pero luego supe que en inglés había un término que definía como me sentía; supe que era Queer.


Este término, originalmente peyorativo, que significa algo así como extraño, raro, particular; se usaba originalmente para referirse a personas consideradas como sexualmente desviadas, en particular hombres afeminados y/o que mantenían relaciones sexuales con otros hombres. A finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado, el término fue recuperado por parte de la comunidad LGTB de EEUU, como la organización “Queer Nation”, quitándole esas connotaciones peyorativas, aunque conservando la idea de que describe lo que está fuera de los límites de la sociedad normal, y reconstruido como la idea de una ruptura con las reglas del sexo y el género. Cuando intentamos castellanizar el término, utilizamos sustantivos como marica, bollera, e incluso, como sucede en varios países de Latinoamérica, travesti, o trava.  




Actualmente existe un debate, dentro del mundo Queer, entre el discurso académico, y el discurso activista. No es mi intención entrar en ese debate en este momento ni en este foro, pero sí quiero aclarar que, si bien creo que la academia, los estudios y la teoría Queer han hecho grandes aportes a nuestro colectivo, y han dado sustento a nuestro discurso, cuando hablo de discurso político Queer me estoy refiriendo al discurso activista; o, más exactamente, a cómo yo entiendo ese discurso.


El activismo Queer es un activismo interseccional, ya que entendemos que, como personas, además de tener una identidad de género, más o menos definida, y una orientación sexual, más o menos estable, existen otros factores por los que estamos atravesadas que generan distintos tipos de opresión, como la raza, la etnia, el país y cultura de origen y de residencia, las creencias religiosas y políticas, la clase social, la situación laboral y habitacional, el poder adquisitivo, el estado serológico y de salud en general, las aptitudes físicas y psíquicas, etc.

Somos transfeministas, porque luchamos contra ese sistema cis-hetero-patriarcal que nos oprime a todas, y que es el que genera la violencia machista y la LGTBQfóbica. Porque es una dictadura feroz y asesina; porque es el reino del horror. Y anticapitalistas, porque no permitimos que el sistema nos imponga el lugar que ocupamos en la cadena de producción y consumo, ni que se nos utilice como vasijas para la reproducción de la fuerza de trabajo, ni que se nos desprecie por no poder serlo. Porque es un sistema que genera desigualdad, injusticia y opresión, que está diseñado para el beneficio de unos pocos, a costa del sufrimiento de la mayoría.



Nos oponemos al amor romántico y monógamo, y a la institución del matrimonio como base de la familia nuclear, y como un método de homogenizarnos y controlarnos dentro del sistema capitalista. Si bien, personalmente, creo que el matrimonio igualitario es un derecho que nos pertenece, advertimos su uso como medio de aburguesamiento, y de hacernos creer que pertenecemos a esta sociedad enferma, y así defendamos sus intereses.


Combatimos el Pink Washing(7) en todas sus formas. Comenzando por el que utiliza Israel para hacerse un lavado de cara ante la comunidad internacional, a través de propaganda sobre su supuesto respeto y defensa de los derechos de la comunidad LGTBQ, mientras masacra al pueblo Palestino(8). Y digo supuesto, porque ese país no tiene si quiera matrimonio igualitario, y mucho menos una ley de género que proteja a las personas trans. 


Pero también denunciamos el que se hace de forma local y a menor escala, como, por ejemplo, cuando una empresa como El Corte Inglés, bastión del incumplimiento de derechos laborales y de la persecución sindical, que encubre y mantiene en su plantilla a un jefe machista y misógino que llama “chochitos” a sus subordinadas, intenta lavar su imagen con una publicidad protagonizada por una familia homoparental. Y para colmo, tenemos que ver, atónitas, que algunas asociaciones LGTB salen a defenderla a capa y espada, y que cuando les hacemos este apunte, nos responden cosas como: (cita textual) “...No mezclo peras con manzanas… Trabajo para el colectivo lgtb y eso apoyo. Los otros temas tendrán que trabajarlos otras políticas".  



Nos oponemos al capitalismo rosa y a la homonormatividad(9) que promueve la burguesía gay, con sus modas y sus estereotipos, sus cánones de belleza patriarcales, sus ideas neoliberales asimilacionistas, plumofóbicas, pasivofóbicas, gordofóbicas, lesbofóbicas, transfóbicas, clasistas, misóginas y homonacionalistas(10).


Por eso no podemos participar en Orgullos organizados por asociaciones de empresarios y con el mero objetivo de llenarse los bolsillos de nuestro dinero, instrumentalizando nuestras reivindicaciones y nuestra lucha, y mercantilizando nuestros cuerpos y nuestros deseos.



Pero tampoco podemos compartir espacios con y legitimar a asociaciones que premian a figuras nefastas como la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, o que niegan la terrible escalada de violencia contra el colectivo LGTBIQ, para no asustar a las y los posibles clientes del Orgullo comercial.  

También somos antiracistas y antifascistas, porque sabemos que es imposible acabar con la diversofobia si no acabamos con el fascismo.  Internacionalistas, porque hacemos de todas las opresiones nuestra causa, sin importar en qué lugar de la tierra sucedan. Pacifistas y antimilitaristas, porque las guerras no sirven para nada más que la perpetuación de un sistema injusto y el enriquecimiento de los poderosos a costa de vidas inocentes. Y anticolonialistas, porque ningún Estado o nación es superior a otros, y no tienen derecho a imponer su cultura, su política y sus reglas; mientras saquean sus recursos.



Foto: David Agudo 
Somos cuerpos abyectos e insurrectos, parias, precarias, migrantes, paradas, diversas funcionales, gordas, maricas, bolleras, travestis, trans, putas, chaperos.


Somos la mosca cojonera, la piedra en el zapato.





“Yo no soy libre en tanto haya otra mujer que no lo sea, aun cuando sus grilletes sean muy diferentes a los míos. Y no soy libre mientras una persona de Color permanezca encadenada. Ni tampoco lo es ninguna de vosotras” Audre Lorde(11)




(1) Alda Facio; Feminismo, género y patriarcado (1999 - http://portales.te.gob.mx/genero/sites/default/files/Genero,%20Derecho%20y%20Patriarcado.%20Alda%20Facio_0.pdf)
(2) Monique Wittig; El Pensamiento Heterosexual y otros ensayos (1992 - http://www.caladona.org/grups/uploads/2014/03/el-pensamiento-heterosexual-y-otros-ensayos-m-wittig.pdf)
(3) Michael Warner; Introduction, fear of a queer planet: queer politics and social theory. (1993 - https://sgrattan361.qwriting.qc.cuny.edu/files/2010/09/warnerfearofaqueer.pdf)
(4) Juan Ignacio Castien; Familia y reproducción del capitalismo (Política y Sociedad; Nº 36; Madrid; 2001- http://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/viewFile/poso0101130239a/24452)
(5) Robyn Ochs; Bisexuality (“Lesbian Histories and Cultures: An Encyclopedia.” ed. Bonnie Zimmerman, Garland) (2000)
(6) Definición de intersexualidad de ISNA (Intersex Society of North America - http://www.isna.org/)
(7) Pink Washing: Variedad de estrategias políticas y de marketing dirigidas a la promoción de productos, empresas o instituciones apelando a su respeto o tolerancia de las personas LGTBI. Ver (8)
(8) Jasbir K. Puar; Terrorist Assemblages: Homonationalism in Queer Times (2007, Duke University Press)
(9) Homonormatividad: Constructo cultural que convierte a la homosexualidad en un espacio normativizado de disidencia sexual; que asume al género como elemento generador de relaciones, prácticas e identidades sexuales y complementa la heteronormatividad a pesar de ponerla en cuestión. Ángel Moreno Sánchez y José Ignacio Pichardo Galán, Homonormatividad y existencia sexual. Amistades peligrosas entre género y sexualidad. (Revista de Antropología Iberoamericana, Ed. Electrónica Volumen 1, Número 1. Enero-Febrero 2006. Pp. 143-156 Madrid: Antropólogos Iberoamericanos en Red. ISSN: 1578-9705 - http://www.aibr.org/antropologia/01v01/articulos/010108.pdf)
(10) Homonacionalismo: procesos por los que ciertos poderes se alinean con las reivindicaciones del colectivo LGBTI con el fin de justificar posiciones racistas y xenófobas, especialmente en contra del Islam, respaldándolas sobre los prejuicios de que las personas migrantes han de ser forzosamente homófobas y de que la sociedad occidental es completamente igualitaria. Jasbir K. Puar; Terrorist Assemblages: Homonationalism in Queer Times (2007, Duke University Press)

(11)Audre Lorde; La hermana, la extranjera (1984) http://server1.docfoc.com/uploads/Z2015/12/30/4w6dgy1Sgo/44b786725ab7b6721ad73659e652b789.pdf

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