domingo, 27 de septiembre de 2015

"Yo, más que nada, me identifico como una sobreviviente". Reportaje a María Belén Correa

Hace unos días, tuve la suerte de hablar "virtualmente" con María Belén Correa, una de las primeras mujeres transexuales activistas de la República Argentina, cofundadora de ATTTA (Asociación Argentina de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina), y parte de Red Lactrans (Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans). 






María Belén nació el 25 de junio de 1973 en la Ciudad de Buenos Aires, pero vivió su infancia en Luján:


“Al lado de una estación de tren, porque mi padre era ferroviario. Fui bastante feliz mientras estuve sola, porque fui única hija durante casi siete años, y esos años fueron un paraíso porque vivía entre telas, una máquina de coser, y mi mamá aburrida, con un montón de (tele) novelas. No tenía mucha opción de salir a jugar… no tenía una vereda (acera), tenía un andén, y entonces era peligroso. Jugaba en un gran parque, o dentro de la casa. Teníamos una maratón de novelas que veíamos con mi mamá… esa fue mi infancia, entre telas y novelas”.

Cómo muchxs, tuvo una niñez en la que sus comportamientos no eran los que se esperaban de una persona del género que le habían asignado al nacer:

“De muy chica sabía que era lo que tenía que hacer, y lo que no tenía que hacer. Quizás me di cuenta con los no, con las distintas cosas que me podía llegar a decir mi papá, porque mi mamá no me ponía ningún tipo de límite. Es más, en el tiempo que estábamos solas era mi tiempo de libertad. Cuando llegaba alguien de afuera era cuando: “¿No es raro que este chico solamente esté adentro?; ¿No es raro que le guste jugar con telas?; ¿No es raro que le guste jugar con lanas, o agujas y cosas así?”. La gente de afuera era la que daba esas opiniones, entonces sabía que cuando venía alguien había cosas que no podía hacer. Un planteamiento específico sobre mi identidad de género no sé cuándo lo pude tener”…

Belén recuerda su primera muñeca:

“Una de mis primas viene a casa una vez y se olvida (en realidad nunca se la olvidó, sino que la robé y la escondí) una muñeca Barbie… y esa fue la primera que tuve, por unos tres o cuatro meses. Para poder esconderla, la enterraba. Tenía muy claro que no podía estar visible”…

Luego la familia comenzó a crecer, y con la enfermedad de su padre cambiaron mucho las cosas:

“Cuando tenía 9 o 10 años llega mi hermano, y luego mis hermanas mellizas… Entre los 12 y los 15 años, cuando se enferma mi papá, mi familia se abocó a la enfermedad y al cáncer. Mi mamá se hizo cargo de los tres chiquitos y yo me hice cargo de mi papá, como enfermera. Cada vez que lo internaban (ingresaban) me tenía que internar con él para cuidarlo. Cuando fallece, después de mis 15, le digo a mi mamá algo como “me parece”…  y me dice: “Ah, eso ya lo supe toda la vida y es lo de menos después de lo que pasamos”… Mi mamá pensando que yo solamente iba a ser un chico gay, o algo así... A los 17 le cuento que ya tenía una cita para hacerme el busto y que estaba esperando a los 18; y que no le estaba pidiendo permiso sino que le estaba comunicando. Ese fue el planteo que hice entre los 17 y los 18. Yo ya mi vida transexual la tenía en la Capital Federal (CABA), ya que me fui para trabajar, porque después de que muere mi papá quedamos con una hipoteca en la casa, habíamos vendido el auto (coche), habíamos vendido el terreno, habíamos vendido un montón de cosas. Era la época de Alfonsín, esa crisis, una de tantas que pasamos en Argentina”.

¿Prefieres definirte cómo activista o como militante?

"Nunca me clasifiqué ni como militante, ni como activista. Sé que me han nombrado de las dos formas y me identifico con las dos formas, pero yo, más que nada, particularmente, me identifico como una sobreviviente… Porque en mis inicios no tenía la menor idea de lo que era ser activista, ni de lo que era ser militante. En ese tiempo, en el 93, es cuando conozco a chicas grandes (mayores) transexuales, que ya tenían sus años y habían viajado, y vuelto, y sabían lo que era la represión, y sabían lo que eran los calabozos… yo hasta ese tiempo no lo sabía… Yo conocí el primer calabozo después de ser activista; antes no, porque me manejaba de una forma que no era muy visible. Por eso me considero una sobreviviente, porque del grupo original de ATTTA, de cuando nos organizamos y decidimos ponerle un nombre al grupo, no queda ninguna, y las que quedan no están muy bien".

Cartel de ATA, en ese entonces Asociación de Travestis Argentinas

Cuéntanos un poco tus inicios en el activismo.

“Llego en el 91 a la Capital, a mediados de 91 o 92 ya me hago amiga de Claudia Pía,  en ese momento era Lara Graciano, la Lara, como le decíamos, y su grupito de amistades. La diferencia que tenía con el resto de chicas era que mi mamá me podía alquilar, el resto de las chicas no podían alquilar, porque muchas no tenían ni mamá, y eso era lo que me unía bastante con Claudia, porque las dos teníamos la misma realidad; la dos teníamos madres que se habían hecho cargo de chicos chiquitos, y había muchas cosas en las que nos entendíamos… El resto de las amistades que teníamos no tenían esa realidad familiar; eso de decir un domingo “me voy a mis casa” “o me voy a ver a mi familia”; había muchas chicas que no tenían esa situación y a veces chocaba y a veces no… y ese era nuestro punto de unión”.

Belén junto a Claudia Pía Baudracco

“Al inicio era activismo; distintas formas de manifestarnos para poder ser más visibles… era un activismo muy fuerte: pedíamos libertad. Pedíamos caminar libremente, que no se nos llevara detenidas, pedíamos derechos como ciudadanas. Pedíamos lo básico de vivir en democracia, que después de veinte y pico años se logró. Después, a medida de que iba pasando el tiempo, se pedían distintas cosas, por ejemplo que no nos maten, porque entre el 90 y el 2000 fue el tiempo en que nos estaban matando como moscas y eran un velorio o dos por semana, sí o sí fijo, en Capital Federal. A medida que iba pasando el tiempo se iban cambiando los objetivos, y algunos se iban alcanzando. Desde lo que fue el inicio de ATTTA se superaron bastantes”.

De esos años de lucha, además de logros político-sociales, se crearon lazos, redes, y se forjaron amistades…

“De las compañeras que me marcaron desde el inicio, y a Pía, te puedo nombrar a Fidela Corman, una transexual paraguaya que no muchos conocen, y que vivió exiliada en Argentina. Era pintora, artista plástica, y nos inculcó muchas cuestiones que hoy entiendo, y que empecé a entender en EEUU; cuestiones de vida social, de arte, de una expectativa de vida, de tener una expectativa de libertad desde otro punto de vista. Cosas que en ese momento en Argentina, en los 90 no veíamos, pero ella era como una visionaria en ese tiempo”.

Wendy Leguizamón
“Me acuerdo de Wendy Leguizamón, que trabajaba en el guardarropas de El Morocco… era un sol, un ángel, muy buena persona; tenía una luz increíble. Llegó a estudiar para maestra e hizo sus prácticas. Siempre recordaba esas prácticas con sus alumnos, en las cuales le decían señorita, y cuando venía la directora o la supervisora que estaba controlándola le decían maestro. Los chicos eran sus cómplices; siempre se acordaba de eso… Murió en el 94 para el 95, y esa fue la muerte que más nos marcó a Pía y a mí. Tuvo el reconocimiento de mucha gente que valoró el trabajo que ella hizo”.

Luego comenzaron los viajes, y de a poco, el exilio.

“En 2001 fue mi exilio… en el 2000 trato de irme de Argentina, yéndome a Brasil con una compañera de teatro y estuve viviendo casi un año en Camboriú, trabajando en un teatro-casino. Los primeros meses fueron hermosos porque era Brasil, trabajar en un teatro hermoso, enorme, con localidades llenas, hasta que terminaba la temporada y te quedabas en un pueblito y ahí dejabas de ser la artista para volver a ser la transexual caminando por Brasil, que no era ningún tipo de libertad si no una seudolibertad encubierta, donde me respectaban porque estaba de gira, pero nada más”.

“Después regreso a Argentina, para fínales de año; siempre para los finales de año para poder estar en la organización de la Marcha (del Orgullo LGTB, que en Buenos Aires se realiza en noviembre). En el transcurso entre estar yendo y viniendo, hago una nota para la revista Para Ti. No como María Belén la activista o militante, sino María Belén como persona, para contar intimidades, como donde había nacido, como había sido mi infancia, y ahí es donde presento a mi mamá y a mis hermanos. Sacan una foto de mi familia y  yo contaba que la familia era lo más importante que tenía. Y mi familia contaba cosas sobre mí, bla, bla, bla… Esa nota fue lo peor que pudo haberme pasado, porque a partir de ahí empezaron a caer amenazas dentro de mi casa... Así que, sumado a que habían asesinado a Vanesa Ledesma, una activista muy fuerte y amiga, en Córdoba, además de unas palizas que le habían dado a otras activista de Capital Federal, y que nosotras teníamos una custodia constante en la puerta… Ángela Vanni, que era nuestra abogada nos decía que teníamos que cuidarnos porque le habían llegado comentarios de que estaban preparando algo para nosotras… y que sí, que no, decido, después de la marcha, irme”.

Marcha del orgullo LGTB Buenos aires 2011

“Yo tenía dos pasajes, uno a París, y uno a Miami, termino yendo a Miami. Allí conozco a un cubano, un chico gay, que me dice que me vaya a conocer Nueva York… Me compro un ticket de tren y nos encontramos a bordo, pero la intención de este chico era robarme. A mitad del viaje, me despierta la policía y me dicen que “mi novio” había querido agarrar las valijas… ¡Me salvé por pajuerana! Un hombre se acordaba de mí porque me había visto subir sola al tren, y había intentado abrir la puerta del tren a los tirones, como en Argentina, cuando era automática y se abrían con unos botones”.

“Y así llegué a Nueva York, sin conocer a nadie, sin tener ningún tipo de contacto, y me fui a un hotel. Había escuchado que Queens era el lugar más barato, así que busqué un hotel allí, y ahí me metí. Al otro día llamo a Argentina, y Claudia, Pía, me hace acordar que en Nueva York estaba Cintia Pérez, a quien teníamos de amiga en común. Así que me voy a su sillón, porque ella tenía una habitación muy pequeña en un departamento, que le alquilaba a unas portorriqueñas. Y ahí estuve unos seis meses, como todo latino que llega a EEUU, pagando derecho de piso; comiendo, durmiendo, viviendo, todo en un solo sillón, para tratar de molestar lo menos posible, y junté el dinero para poderme alquilar e irme a un departamento”.

“A todo esto ya había conocido a otra amiga que me indicó como podía hacer, porque a todo esto yo era una indocumentada, ya se me habían pasado los tres meses… ah, y en el transcurso, y porque me quedé en EEUU… porque en el departamento donde me estaba con Cintia y las portorriqueñas, a la semana, me desaparece el pasaporte… Mi intención era seguir viaje, pero la intención de otras personas era que yo me quedara para que siguiera trabajando para ellas. Entonces, al estar sin pasaporte, indocumentada, era más fácil mantenerme “en cautivo”, por decirlo de alguna forma. La única suerte que tuve es que el cartoncito que te daban para la entrada lo había puesto separado, y no le habían dado importancia Y ese cartoncito era mucho más valioso que mi pasaporte. Con eso me presenté a Paul Dowel, que era el abogado de inmigración, que me dio la posibilidad de pagar la consulta en cuotas, y así fue que tomó mi caso por asilo político. De las cinco clasificaciones de asilo político, me tomaban tres: persecución política, por orientación, y etnia”.

El 8 de diciembre de 2004 me conceden el asilo… tuve cuatro entrevistas con la jueza, y fue un proceso largo, y en esos años estaba seudolegal. Hice trabajo sexual los primeros ocho o nueve meses, hasta que junté lo del abogado, y cuando se presentan los papeles, el abogado me dice que eso era ilegal y que empezara a buscar trabajo. Cuando lo hago, me encuentro con la negativa porque no tenía ningún tipo de experiencia, en ningún sentido, pero a la vez sí tenía experiencia como activista-militante… Yo no sabía cómo era el sistema de EEUU”…

María Belén en Nueva York
“Pasa el tiempo, encuentro a unos activistas latinos, y ahí conozco la Comisión Latina. Cuando voy allí, pensando en el estilo y los mecanismos de Argentina, me choco con la realidad latinoamericana, que era mucho más machista y transfóbica… Cuando llego a la mesa eran todos varones, una lesbiana, y un chico trans que lo trataban de mujer. Cuando me voy ubicando en tiempo y espacio donde estaba metida, sabía que tenía que empezar desde cero nuevamente todo. No solo no era nadie en EEUU como activista, no era nadie tampoco como persona trans; porque los gays estaban acostumbrados a que las personas trans latinas solo servían para recibir un servicio, no para exigirlo, y mucho menos militar, o hacer una actividad. Ahí es donde me empiezo a capacitar; empiezo a ir al CDC (Centers for Disease Control and Prevention – Centros para el control y prevención de enfermedades), y a tomar los distintos cursos que tenía que tener para poder pedir un trabajo”.

“Me presento en tres lugares, y me toman en algo provisorio; en el Programa Somos, gracias a Hugo Ovejero, porque él estaba dentro de ese programa que hacían dentro de la Comisión Latina. El Grupo Somos era la unión de nueve grupos latinos, y él ocupaba el espacio del Grupo Mateando, del que formé parte de su fundación. El Grupo Somos se encargaba de hacer talleres para la comunidad latina, a hacer eventos, y cuando por primera vez me muestran la propaganda que hacían, y me dicen que estaba lista para salir en unos días, me preguntan qué le cambiaría… y yo le digo a mi jefe que todo! Porque los carteles sólo hablaban de homofobia, y no hablaban de lesbofobia, ni de transfobia, ni de bifobia… y ante estas palabras ellxs decían: ¿qué?, ¿qué?, ¿qué? Y partir de ahí me di cuenta de que tenía que empezar de cero. Y empecé de cero. Empecé a implementar todo lo que era la palabra, me metí dentro del CDC y empecé a participar de las reuniones internas, para que nos sacaran de la clasificación MSM, o HSH (Men sex men, hombres que tiene sexo con hombres) que es la clasificación con la que en ese momento, y actualmente, en algunos estados, se sigue nombrando a la comunidad trans en EEUU, gracias al famoso CDC; siendo que en Latinoamérica eso ya se ha cambiado y estamos identificadas como personas trans, en la documentación y en los censos, gracias a la Red Lactrans, con la que estamos en la Organización Panamericana de la Salud, la OMS, y hemos llegado hasta las Naciones Unidas. Ahí es donde me fui haciendo más conocida… después cayeron algunas personas de Latinoamérica, que habían ido a Argentina y habían oído sobre ATTTA, y se empezaron a interiorizar; y así me fui haciendo un mínimo nombre dentro de lo que era el activismo trans en EEUU. Después me contacté mucho con las latinas, que ahora están muy fortalecidas, como Bamby Salcedo, Ruby Corado”…

“Fueron transcurriendo los años y empiezo a explotar lo de hacer shows en distintos pubs. Hacía lo mismo que hacía en Argentina y empecé a armar un grupito, chiquito, con Natalie, Fabiola, Daniel, con quienes hacíamos un poco de teatro”.

“También en esa época empecé a trabajar con Trans Empowerment; cinco años en los que estuve en la agencia Lower East Harm Reduction (reducción de daños), y que fue mi primer trabajo con sueldo fijo”.

“En 2004, cuando se me otorga el asilo político y empiezo a viajar, empiezo a trabajar muy fuerte todo lo que era Latinoamérica, y con la Red Lactrans, empiezo a viajar a Colombia, Perú, Ecuador, República Dominicana, Mexico, para intentar incluirlos dentro de la Red”.

Y después, Europa…

“En 2008, Daniel Buzato, un amigo de toda la vida, se va a trabajar a España, y nos encontramos allá… yo no conocía, y me compro un pasaje un año antes! Allí me encuentro una comunidad muy grande de chicas argentinas, jovencitas, las que yo había dejado cuando tenían entre 15 y 17 años, que ya tenían entre 25 o 30, que es algo que no me pasaba en EEUU. También ahí hago el primer taller para la Fundación Triángulo”…

“Una de estas chicas me dice: “a vos que te gusta el teatro, por qué no te vas para Alemania, que tengo un conocido que es dueño de un teatro”. Era en Hannover. Digo bueno, está, puede ser… me voy. Cuando vuelvo a EEUU, me quedo con la semillita de que estaba por volver, para hacer teatro en Alemania, y a los dos o tres meses me saco otro pasaje, a España. Ya llegaban las fiestas, y decido irme a pasar Navidad y Año Nuevo vaya a saber dónde. Había roto con una pareja, un noviazgo que tenía hace casi tres o cuatro años, y entonces no quería pasar Navidad y Año Nuevo en EEUU, así que decido irme a la que no sé... Cuando llego a España, Daniel ya no estaba, pero estaban estas chicas que me recibieron. Ya tenía unas amigas, Barby, o Paloma, una argentina de mi época. Una chica me dice que necesitaban gente para hacer show para las fiestas, en Alemania, Hannover. Llamo por teléfono y me dicen que sí… Había llevado dos o tres cuadros: Eva, un burlesque con abanicos de plumas, y otro más. Y me fui, con eso, para Alemania. Me quedo un mes y medio, el otro mes y medio vuelvo para España, y a partir de ahí empezó el ir y volver, ir y volver, durante casi un año… así que estaba mentalizada que estaba viviendo en EEUU, pero la realidad es que estaba viviendo afuera de EEUU; porque estaba tres meses fuera, llegaba a EEUU, me quedaba 15 o 20 días, y volvía a irme”...


“Y en el transcurso, lo conozco a Nico, quien hoy es mi marido… pero en ese tiempo yo me rehusaba, porque venía de un noviazgo truncado, y no quería saber más nada con nadie. Y la realidad era que a mi Alemania no me gusta, y no me voy a quedar nunca a vivir en Alemania… eso era lo que yo decía… lo nuestro no va a poder funcionar. Bué, me terminé casando, y llevamos juntxs desde ese momento en que nos conocimos, en 2008, hasta hoy”.

¿Y el activismo?

Activismo en Alemania, no. Nada, absolutamente nada… ni La Marcha, nada. Es como que yo no viviese en Alemania, mi casa es el Consulado Argentino…  mi televisor está en Argentina, mi computadora está en Argentina, y todo lo que es mi conexión es hacia Argentina. Por eso, muchas personas de Argentina piensan que estoy viviendo allá, por la forma en la que me comunico.

Sigues en contacto con muchxs activistas argentinxs, ¿cómo es ese nexo?

“Sigo interesándome e interiorizándome en el grupo ATTTA… si bien estoy fuera de lo que es institucional, o de lo que se firma, estoy dentro de lo que es lo social, porque muchas de las chicas todavía me siguen relacionando con ATTTA, y cuando quieren hacer algo, o quieren ingresar al grupo, me siguen llamando a mí; así que sigo en comunicación con la gente de ATTTA. Y con la Federación LGTB, que es la que ha impulsado casi todos los cambios en Argentina”.




¿Tienes pensado o fantaseas con volver alguna vez a Argentina?

“Si fuera por mí, ya me hubiera ido a Argentina, porque a mí lo único que me ata hoy en día a Alemania es mi pareja, mi marido, que es un alemán; y tendría que estar diciéndole: dejá todas tus cosas, dejá tu familia, tus raíces, para venirte a donde estoy yo… qué es lo que he hecho yo, por él. Ahora esta eso, que influye mucho, el tema de la pareja. Pero si vamos a sueños, o ganas, si fuera por mí ya me hubiera ido hace dos años… a vivir, o a miltar, o a trabajar, pero estar ahí”.

“Nuestro plan es regresar a Argentina en un máximo de dos años, o tres. Tenemos un proyecto de vida de familia, juntxs, ya que allí tendríamos mucho más fácil el tema de la adopción. Y estar allá un tiempo, hasta que la bebé, o el bebé tenga un cierto tiempo como para que pueda viajar, y después tener una educación desde este lado… ya después el tiempo dirá. Sí, la idea es ir, pero tampoco le quiero cagar la carrera a Nico, porque no lo quiero llevar a Argentina y que después no pueda tener ni trabajo, y sea un fracasado en su situación personal por seguirme”.

¿Qué opinas de las redes sociales como Facebook?

“Facebook me permitió juntar a las sobrevivientes de la vieja época que están dispersas por distintos lados… en Italia, España… tengo una comunicación muy fluida con ellas. Desde que falleció Claudia, hace casi tres años, continuamos con el proyecto que teníamos las dos, El Archivo de laMemoria Trans, para el cual veníamos juntando un montón de material y teníamos la biblioteca. Basándonos en lo que nos dejó Pía, que es la biblioteca, es donde comenzamos, y ya llevamos dos años de recolección de material. Y pronto se va a cumplir un año de la creación de un grupo de FB”.

“También tengo mucho contacto con Latinoamérica… Red Lactrans es lo que más firme y fuerte tengo, pero en primer lugar el proyecto actual que es el del Archivo de la Memoria Trans. El proyecto es la reconstrucción del pasado mediante la memoria de las que quedaron vivas… la memoria de las sobrevivientes. Es un trabajo que estoy haciendo en Argentina, pero que lo puedo manejar desde afuera, gracias a Facebook. Ya se hizo la primera exposición el año pasado, con objetos personales de Pía, de hace mucho tiempo… del inicio, su álbum familiar, y su caja de fotos en la que se basaron para hacer su documental”.

¿Cómo ves la situación de las personas transexuales a nivel social, cultural, laboral, político y legal donde vives, en general en Europa, en Argentina, y en el mundo?

La Comunidad Trans está muy avanzada, muy visible, empoderada. Es consciente de que estamos en un momento justo  para poder reclamar y pedir. En algunos países la visión es mucho más lejana, porque están como en Argentina en los 90, y hay otros lugares que están mucho más atrasados… pero comparando Argentina con Europa, la primera no tiene nada que envidiarle a la segunda, y hay un montón de posibilidades como para poder desarrollarte como persona.


jueves, 3 de septiembre de 2015

Iglesia, mujer, y comunidad LGTBIQ

Me sorprende, o no, mejor, me irrita ver en las redes sociales la explosión que provocan ciertas medidas o comentarios de la Iglesia Católica, o mejor dicho de sus representantes, en relación a las mujeres, y a la comunidad LGTBIQ... ¿pero que podemos esperar?






Hace un par de meses observé como las redes sociales explotaban ante la noticia de que la Iglesia (Católica) había denegado a un hombre transexual la posibilidad de ser padrino de su sobrino. Rápidamente, cientos de personas, algunas de ellas activistas LGTBI(¿Q?), comenzaron a hablar de discriminación, injusticia, y hasta delito de odio. A mi entender, considero que si bien esta medida puede calificarse con cualquiera de esos términos, debemos ser conscientes de que estamos hablando del proceder de una Institución que se caracteriza por este tipo de actuaciones, ya que representa lo más rancio, retrógrada, machsita y heteropatriarcal de nuestra sociedad.

"¿O es que no se puede ser transexual y católico?"


Esa es la pregunta que hacía Alex en una de sus declaraciones... algo que me parece una pregunta retórica. Pero vamos a ver, sí, se puede ser transexual y católicx, como se puede serlo siendo lesbiana, gay, o intersexual; pero hay que ser conscientes de que para la Iglesia ninguna de estas personas son consideradas "normales", y en ningún momento han tenido o tendrán cabida real en su seno. 



 Alexander Salinas, transexual de veintiún años. / ROMÁN RÍOS (EFE)

Tras una rectificación de la Iglesia, en el día de ayer leemos que ahora el Vaticano se pronuncia al respecto, denegando a Alex, nuevamente, la posibilidad de ser padrino de su sobrino; y que este ha decidido "renunciar a la Iglesia" (bien por ti). 

Ante esta noticia, tanto Carla Antonelli, como Mar Cambrollé, salían a la palestra, cada una desde su ideología, pero prácticamente coincidiendo ambas en las calificaciones que antes he mencionado (discriminación, injusticia, delito de odio). Cambrollé soltó una frase que todavía me chirría: "La libertad religiosa no puede entrar en conflicto con los Derechos Humanos"... Lo siento Mar, con todo el respeto que me mereces por tu larga trayectoria en el activismo, ¿qué tienen que ver los DDHH con el derechos a ser padrino o madrina bajo los cánones de la Iglesia Católica?. Antonelli, por su parte, decía: "Me sabe mal que el Papa, que recibió a un transexual en el Vaticano, admita esto"

Creo que este último comentario da luz a lo que realmente se esconde detrás de todos estos debates que últimamente aparecen tras declaraciones o actuaciones de la Iglesia: una infundada esperanza en que el Papa Francisco ha venido a cambiar la Iglesia Católica. Pero claro, el problema es que la mayoría de la gente está engañada por la hipocresía y carisma del nuevo pontífice, que aunque ahora de haga llamar Francisco, sigue siendo Jorge Mario Bergoglio.

Francisco es Bergoglio


¿Pero quién es este personaje que ha logrado ganarse el corazón de millones de personas que piensan que es un redentor, que viene a cambiar la cara (sí, solo la cara) y la filosofía de la Iglesia Católica, y a redimirla de sus "errores y pecados" (atrocidades)?

Para quienes tenemos memoria, y/o intentamos buscar información que no aparece en los medios masivos, Bergoglio no es un desconocido. 



Bergoglio en una misa privada avalando a Videla, jefe de la Junta militar genocida de 1976

Varias investigaciones periodísticas vinculan a Bergoglio con crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura argentina. De hecho, en 2010, tuvo que testificar por el caso del secuestro de dos jesuitas, detenidos en la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada), el mayor centro clandestino de detención y tortura del régimen militar. Durante el juicio en esta misma causa, afirmó que se había enterado del robo de menores durante la dictadura 10 años antes... Pero claro, no dijo nada; y sigue sin condenar los hechos. El International Tribunal into Crimes of Church and State (ITTCS, Tribunal Internacional por los Crímenes de la Iglesia y el Estado) lo acusa abiertamente por su implicación en la venta de niños arrebatados a mujeres secuestradas, y llaman a un boicot de su próxima visita a EEUU, en la que canonizará a Junípero Serra, misionero responsable del genocidio de los aborígenes californianos.

En 2010, cuando en el Congreso argentino se debatía la Ley de Matrimonio Igualitario, Bergoglio llamó a "una guerra de Dios" contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, calificándolo como "una movida de diablo" que llevará a "la destrucción de la familia".

Como si esto no fuera poco, y como no podía ser de otra manera tratándose de un representante de la Iglesia, el Papa que despierta tanta simpatía en tantos y tantas es, además, machista y misógino. Y como no se corta, ha soltado perlas como que "la teoría de género es una colonización ideológica", o que "las mujeres son naturalmente ineptas para ejercer cargos públicos".

Y para completar el "perfil" de Su Santidad, os invito a leer el pequeño artículo de Enrique Stola, sobre el perdón papal a las mujeres que abortaron...

Cásate y se sumisa


Como decía antes, la Iglesia (en este caso la católica, aunque en este tema se ponen de acuerdo más o menos todas) siempre ha tenido y conserva una posición machista y misógina. 

Hace poco, el Arzobispado de Granada editó un libro bajo el nombre "Cásate y se sumisa", en el que les "enseñan" a las mujeres como comportarse según los dictámenes de las Escrituras Sagradas. Ya podemos imaginarnos con semejante nombre las barrabasadas que este libro contiene...

Portada del libro "Cásate y se sumisa"


En mayo del año pasado, el párroco de Canena, Jaén, durante la celebración de una primera comunión, dijo: "Antes... a lo mejor un hombre llegaba a su casa borracho y le pagaba a la mujer, pero no la mataba... porque antes había un sentido moral y unos principios cristianos". O sea, que los principios cristianos permiten pegarle a una mujer, pero no matarla... 

En 2012, el párroco de San Terenzo, de Lerici, Italia, culpaba a las mujeres de la violencia de género, porque estas "cada vez más provocan, se vuelven arrogantes y se creen autosuficientes y acaban por exasperar tensiones", y que por caminar por la calle con "vestidos provocadores y ceñidos desatan los peores instintos y después se llega a la violencia y al abuso sexual".

Y estas son solo unas perlitas que han soltado estos que dicen predicar la palabra de Dios... y no me voy a meter con las declaraciones homófobicas, porque son muchas y no quiero explayarme tanto, pero le recuerdo a Carla Antonelli, que tan sorprendida está del proceder de la iglesia, que el sacerdote Jesús Calvo dijo sobre el cáncer que sufría su amigo y compañero de activismo y partido político, Pedro Zerolo, que "los pecadores públicos pueden sufrir enfermedades como castigo divino"...

Pero volviendo a la pregunta de Alex, sí, se puede ser transexual, gay, lesbiana, o mujer cis heterosexual y creer en Dios; pero para ser católicx, y pertenecer a la Iglesia, hay que acatar sus nefastos mandatos.

Como decía al principio, la Iglesia es la Institución heteropatrialcal por excelencia, y como tal, es nuestro enemigo ideológico y político.