jueves, 17 de septiembre de 2020

A la Memoria de Cris Miró

Querida Cris:

Hoy hubieras cumplido 55 años y hace ya 21 años que nos dejaste. Aún recuerdo la última vez que te vi, un año antes de tu muerte, porque me había ido, había dejado ese país de la desocupación menemista, de la intolerancia y la incomprensión. 

Con Cris en su 30 cumpleaños
Si bien esta fecha hace más presente tu recuerdo, siempre estás en mi memoria. Cada vez que hablo con una amiga trans, con una compañera, te pienso, y muchas veces también te nombro.

Y como no pensarte, cómo no recordarte y nombrarte, si fuiste por un tiempo, corto pero intenso, además de mi jefa, mi compañera de andanzas y aventuras, mi amiga. Yo te compraba la ropa, las medias bucaneras que tanto te gustaban, las tangas, los forros, la merca y la cerveza; porque si bien en los VIP´s tomábamos champán, vos, en la intimidad, preferías la cerveza.

Vos manejabas ese Volgwagen Golf blanco de tres puertas que te habías comprado cuando la fama había hecho imposible que viajaras en colectivo o en subte, y lo que ganabas no te permitía pagar taxis o remises. Y en ese coche íbamos y veníamos. Del teatro a algún restaurante, donde generalmente te habían invitado y me llevabas de colada. Y después a alguna disco, en la que nos quedábamos horas acomodadas en el VIP tomando champán y entrando y saliendo del baño para ponernos rayas y terminar duras como el asfalto. O al Ave Porco, donde nos pasábamos casi toda la noche en el camarín con la Mosquito, la Peter Pank, la Miki y la Bárbara Volcán, y no teníamos que ir al baño para meternos las rayas.

A veces también íbamos a Búnker, donde las mariquitas muñidas de cámaras te pedían fotos y vos me preguntabas: “¿A quién se le ocurre llevar una cámara de fotos a un boliche?” Si esa maldita enfermedad no te hubiera quitado la vida cuando estabas empezando a disfrutarla, hoy flashearías con los smartphones y los selfies. Recuerdo tu primer móvil, y que después tuvimos que llamar al Diego para pedirle “prestada” plata para pagar la cuenta…

Algunas noches, aburridas, yirábamos de aquí para allá y nos levantábamos unos chongos para compartir. Y después me cargabas: “Esa cabecita rubia de arriba para abajo”…

Recuerdo esa noche que nos levantamos tres en una pizzería de la Avenida Santa Fe, y nos fuimos a un departamento, y nos quedamos hasta las 6 de la mañana. Después tuvimos que llamar al dealer de emergencia y comprar un par de gramos para mantenernos despiertas porque había que ir a los juzgados a ratificar la denuncia contra Portal, por esas declaraciones horribles que había hecho sobre vos, y al llegar les pediste prestado el baño de empleados para “retocarnos la nariz”.

Otras noches, cansadas y aburridas, nos quedábamos en tu casa, o en el departamento de Flores que me habían prestado, y nos bajábamos unos gramos y unas birras. Y a veces, bien entrada la noche, sonaba tu móvil y era el Diego, y de pronto tenías un auto en la puerta que te llevaba al hotel donde estaba concentrado, y antes de nada, te mostraba a sus compañeros de equipo, y yo saludaba y me volvía a subir a ese auto que me llevaba de vuelta a mi casa.

Me acuerdo de esos viernes y sábados de dos funciones en el Tabarís, en las que con la Mora y la Romero comíamos la pizza que yo salía a comprar en Las Cuartetas, tiradas en esa cama con cubrecama de raso rosa que se había usado en la obra que hiciste con Darío Víttori  y que a pedido tuyo habían puesto en tu camarín, el más grande.

También recuerdo cuando te hartaste de que Mimí Pons, que también estaba en la obra de Víttori, porque te saludara llamándote “querido”, y le dijiste: “Acá estoy como vedette, como vos, así que me vas a dejar de tratar como hombre, ¿entendés?”.

Me duelen todos esos proyectos y sueños que quedaron truncos, como ir a París con la invitación de Alfredo Arias a trabajar con él. O el proyecto con Bibi Andersen, o el programa para la televisión de Miami. Me da mucha bronca que te hayas ido tan joven, tan llena de vida, de felicidad, de buena onda. Qué esa maldita enfermedad que se nos llevó a tantxs te haya llevado también a vos, y que no hayas llegado a ver los cambios que se produjeron después de tu partida. Que no hayas llegado a poder tener tu DNI con tu nombre, Cris, que como le dijiste a la Legrand, era el nombre que sentías.

¿Cómo voy a olvidarme de todas estas cosas y de tantas más que no me alcanzaría un libro entero para contar? ¿Cómo voy a hacer para dejar de extrañarte y de querer ir a abrazarte cada vez que regreso al país?

 


domingo, 28 de octubre de 2018

¿Por qué el sexo no es binario?

La complejidad es más que cultural, también es biológica.

Por Anne Fausto-Sterling


Dos sexos nunca han sido suficiente para describir la variedad humana. Ni en los tiempos bíblicos, no ahora. Antes de que supiéramos mucho sobre biología, construimos reglas sociales para administrar la diversidad sexual. El antiguo código rabínico llamado Tosefta, por ejemplo, algunas veces trata a las personas que tiene partes femeninas y masculinas (como testículos y vagina) como mujeres, por lo que no pueden heredar propiedades ni ser sacerdotes; y otras veces como hombres, a quienes se les prohíbe afeitar o habitar espacios para mujeres. Más brutalmente, los romanos, como veían a las personas de sexos mezclados como un mal presagio, podrían matar a una persona cuyo cuerpo y mente no se ajustasen a una clasificación binaria del sexo.

Hoy en día, algunos gobiernos parecen estar siguiendo el modelo romano, si no matando a la gente que no encaja en una de las dos etiquetas sexuales, tratando de negar sus existencias. Este mes el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, prohibió los programas de estudios de género en las universidades de dicho país, declarando que “las personas nacen hombres o mujeres” y es inaceptable “hablar de géneros construidos socialmente, en lugar de sexos biológicos”.  Ahora el departamento de salud y servicios sociales de la administración Trump quiere seguir el ejemplo definiendo legalmente el sexo como “la condición de hombre o mujer de una persona basándose en rasgos biológicos inmutables identificables al nacer o antes de hacerlo”.

Esto está mal de tantas formas, tanto moral como científicamente. Otrxs explicarán los daños humanos que esta medida puede causar, yo me concentraré en el error biológico.Se sabe hace mucho tiempo que no existe ninguna medida biológica que sitúe indiscutiblemente a cada ser humano en una de dos categorías – hombre o mujer. En los años 50 del siglo pasado, el psicólogo John Money y su equipo estudiaron personas nacidas con combinaciones inusuales de marcadores sexuales (ovarios y pene, testículos y una vagina, dos cromosomas X y un escroto, y otros). Pensando en estas personas, a quienes hoy en día llamaríamos intersexuales, el doctor Money desarrolló un modelo estratificado del desarrollo sexual.   Comenzó con el sexo cromosómico, determinado en el momento de la fertilización, cuando un espermatozoide con un cromosoma X o Y se fusiona con un óvulo con un cromosoma X. Al menos eso es lo que usualmente sucede. Menos comúnmente, un óvulo o un espermatozoide puede carecer de un cromosoma sexual, o tener uno extra. El embrión resultante tendría un sexo cromosómico fuera de lo común, podrías ser XXY, XYY, o XO. Entonces, incluso considerando la primara capa del sexo, ya encontramos más de dos categorías.

Y esa es solo la primera capa. Entre las ocho y las doce semanas después de la concepción, un embrión adquiere sexo gonadal fetal: los embriones con un cromosoma Y desarrollan testículos embrionarios, mientras que aquellos con dos cromosomas X forman ovarios embrionarios. Esto prepara el escenario para el sexo hormonal fetal, cuando los ovarios o testículos embrionarios producen hormonas que incentivan el desarrollo del embrión hacia una dirección femenina o masculina, dependiendo de que hormonas aparezcan. El sexo hormonal fetal organiza el sexo reproductor interno (la formación del útero, el cuello y las trompas de Falopio en sujetos femeninos, o los conductos deferentes, la próstata y el epidídimo en sujetos masculinos). Durante el cuarto mes, las hormonas fetales completan su trabajo conformando los genitales externos – pene y escroto masculinos, vagina y clítoris femeninos.

Al momento del Nacimiento, un bebé tiene cinco capas de sexo. Pero como sucede con el sexo cromosómico, cada subsecuente capa no siempre se convierte en algo estrictamente binario. Más aún, las capas pueden entrar en conflicto entre ellas, siendo una binaria y las otras no: un bebé XX pueden nacer con pene, una persona XY puede tener una vagina, etc. Este tipo de inconsistencias desbarajusta cualquier plan de asignar el sexualmente a las personas como hombre o mujeres, categóricamente y por perpetuidad, solo observando las partes privadas del bebé recién nacido.

Para hacer aún las cosas más complicadas, la estratificación no termina con el nacimiento. Las personas adultas que rodean al bebé recién nacido identifican el sexo basándose en como perciben el sexo genital (tras el nacimiento o a través de una ecografía) y con esto comienza el proceso de socialización sexual. Las hormonas fetales también afectan el desarrollo del cerebro, produciendo otra capa llamada sexo cerebral. Un aspecto del sexo cerebral se vuelve evidente en la pubertad cuando, por lo general, ciertas neuronas estimulan niveles o patrones de hormonas masculinas o femeninas que causan la maduración sexual.

El doctor Money llama a estas capas sexo hormonal y sexo morfológico de la pubertad. Pero estas también pueden variar ampliamente más allá de una clasificación en dos categorías. Este hecho es fuente de continuas disputas para decidir quienes pueden competir legítimamente en eventos deportivos para mujeres.

Desde los años 50 del siglo pasado ha habido mucha investigación sobre este tema, pero aquellas personas que buscan en la biología una definición del sexo y el género fácil de administrar pueden obtener muy poco consuelo de los más importantes de los descubrimientos. Por ejemplo, ahora sabemos que en vez de desarrollarnos bajo el efecto en un solo gen los testículos embriónicofetales u ovarios se desarrollan bajo los efectos de redes de genes opuestos, uno que suprime el desarrollo masculino, mientras estimula la diferenciación femenina, y otro que tiene el efecto contrario. Lo importante, entonces, no es la presencia o ausencia de un determinado gen, si no el balance de poder entre estas redes de genes actuando conjuntamente o en una secuencia particular. Esto socava la posibilidad de utilizar un simple test genético para determinar el sexo verdadero”.

El cambio de política propuesto por el departamento de salud y servicios sociales retrocede en el tiempo. Se opone al consenso científico sobre el sexo y el género, y pone en peligro la libertad de las personas a vivir su vida de una forma que encaje con su sexo y género, ya que estos se desarrollan a través del ciclo individual de la vida.

Anne Fausto-Sterling es profesora emérita de biología y estudios de género de la Universidad de Brown (EEUU).


Texto original en inglés aquí.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Veinte años con vih

"Sentir que es un soplo la vida, 

que veinte años no es nada"...*



Era el año 1997. Los "fabulosos" noventa... En Argentina, los años del Menenismo, de la "pizza y el champán" para algunxs, y de la desocupación y la precariedad para la mayoría. Para mí, un poco de ambos...

Tras terminar una (convulsionada) temporada en Mar de Plata, trabajando como asistente personal de Cris Miró, en la que además de mucho trabajo primaron los excesos de alcohol, drogas y sexo, volví a Buenos Aires convencidx de que tocaba hacerme un análisis.

No era el primero, pero esta vez me parecía especialmente necesario: necesitaba confirmar algo que temía. La sospecha no me ayudó a estar más preparadx. No evitó el shock. 

Me llevó papá en coche a recoger el resultado. Mis padres no querían que vaya solo. Yo tampoco. Cuando entré a la consulta y la doctora me dio el positivo, no escuché casi mas nada de lo que me dijo. Inmediatamente vinieron a mi mente lxs amigxs, lxs amantes, y el novio que esta enfermedad se había llevado.

Cuando regresábamos en el coche, papá me dijo que no importaba lo que decidiera, él siempre me iba a apoyar. No sabíamos como decírselo a mamá...

En esos días recién comenzaban los tratamientos con antirretrovirales. Los "cócteles", o terapias combinadas, estaban en su etapa de experimentación con seres humanos. Todavía se recetaba el AZT. Éramos conejillos de Indias. 

El primer paso de lo que en ese momento vivía como una odisea fue hacerme un análisis de la carga viral y un conteo de defensas (CD4). Si bien en los hospitales de referencia de la ciudad el análisis de vih era gratuito, estos no. Me explicaron que había una asociación que los hacía con un coste menor, a la que acudí. Tras el resultado, que por supuesto no recuerdo, la doctora que me atendía me dijo que era fundamental que comenzara con la medicación lo antes posible, y me dio una receta que tenía que llevar al Ministerio de Salud para que me dieran los medicamentos. 

Lo hice. Las colas eran espantosas. Había gente que ni siquiera podía mantenerse de pie... Muchxs llegábamos al mostrador después de horas de espera, y te decían que ya no tenían lo que necesitabas. Que no sabían cuando lo iban a tener. Que volvieras en unos días. 

Cuando finalmente me entregaron las tres drogas que me habían recetado (una de ellas era AZT) sentí algo de alivio. Podría decir que hasta me alegré.

Me habían dado pautas muy precisas de como comenzar el tratamiento. De a poco, comenzando con unas drogas, y luego ir agregando las otras. Las primeras dos (AZT y otra que no recuerdo su nombre, pero que era parecido al de un insecticida) las toleré bien. Eran pocas pastillas. Luego llegó el momento de comenzar con la tercera (Ritonavir), que eran como dieciséis. No llegué a terminar la dosis y empecé a vomitar.

Después de otros intentos con igual resultado, decidí que no quería seguir así, que no iba a hacer el tratamiento. Recibí mucho apoyo de mi familia, y de mis amigxs. Comencé a experimentar con terapias alternativas, que si bien no esperaba que me curaran, o que prolongaran mi vida, por lo menos sí que me ayudaran a vivir un poco mejor. Que me ayudaran a encontrar "mi camino".

Leí "La enfermedad como camino" y descubrí el Reiki, y la meditación, Esta última, en particular, me ayudó (y me sigue ayudando) mucho. Aprendí a vivir en el aquí y ahora. Empecé a cultivar el desapego... y me ayudó también a controlar mi adicción a la cocaína y a finalmente salir de ella. 

Pasaron varios años hasta que sentí que era el momento de volver a hacer un tratamiento. Las cosas habían cambiado mucho. Vivía en un país del "primer mundo", y se había avanzado mucho con ellos.

Los caminos y vericuetos que transité en estos veinte años, que en esos días pensaba que no iba a vivir, han sido muchos y variados. Hoy tomo una pastilla al acostarme. Hoy se habla de una enfermedad crónica. 

Hace unos diez años sufrí un pequeño accidente cerebro-vascular, que no fue diagnosticado correctamente en su momento, y en el que perdí una pequeña parte de la visión en el ojo izquierdo. El año pasado sufrí otro, en el que perdí casi toda la visión en mi ojo derecho. Además de la pastilla que tomo para el vih, y de un protector estomacal, ahora estoy medicado para controlar la presión, el colesterol y la coagulación de la sangre. 

Tengo la fortuna de que hace diecisiete que comparto mi vida con una persona que amo y me ama, que me apoya en todos mis emprendimientos, me cuida cuando mis problemas de salud se agudizan, y me ayuda a encontrar fuerzas cuando la enfermedad se convierte en un obstáculo.

Hace viente años no pensaba que hoy iba a estar aquí escribiendo esto. 

Es un soplo la vida, pero: ¿veinte años nos es nada?

* Volver, tango de Carlos Gardel y Alfredo Lepera



domingo, 9 de julio de 2017

Cómo hombre gay nacido en Iraq sé que la intervención occidental tiene la culpa de los asesinatos de personas LGTB iraquíes

El desdén por Occidente es potente en suelo iraquí; ¿qué se puede esperar después de la destrucción de una civilización sin un verdadero motivo?


Ayer en Bagdad fue asesinado el actor Karar Nushi debido a rumores sobre su homosexualidad. Había estado recibiendo amenazas de muerte debido a su “apariencia transgresora”, particularmente su pelo largo, y fue encontrado brutalmente apuñalado en una calle del centro de Bagdad.

Karar Nushi, actor y modelo iraquí, asesinado en Bagdad. 

Este tipo de incidentes devastadores se han convertido en un fenómeno cada vez más común desde la invasión occidental de Iraq en 2003.  Los informes humanitarios estiman que entre 2004 y 2009 han sido asesinadas 680 personas debido a su disidencia sexual o de género.  De acuerdo con Amir Ashour, el notable fundador de IraQueer (una obra de caridad que ayuda a ciudadanxs LGTBQI+ en Iraq) las personas queer están siendo expuestas públicamente por ISIS con sus nombre y fotos en paredes de la ciudad de Bagdad. “En algunas partes del país puede ser muy peligroso si se descubre que eres una persona queer”.  

Amir explica que en una de estas “listas de asesinatos… el crimen de una persona fue llevar el pelo largo. Sólo se precisa la percepción de la sexualidad de alguien, o de su expresión de género” para que sea asesinadx. El “delincuente” al que Amir se refiere era un hombre heterosexual casado y con hijxs, a quien su variación de los roles tradicionales masculinos resultó en su ejecución.

Soy una persona queer iraquí, y me siento enormemente privilegiado de vivir seguro en Londres, desde donde escucho estas noticias. Pero también detecto un clima de islamofobia occidental, desde la que este tipo de incidentes son cooptados por la extrema derecha para incitar a la xenofobia. Por supuesto, ocultan su extremismo como “la lucha por preservar el liberalismo occidental”, y me dicen que debo estar agradecido con el occidente que me ha salvado de mi tierra barbárica. Una voz de la extrema derecha gay, Milo Yiannopoulos, no es más que un ejemplo desagradable de alguien que justifica la islamofobia como una “protección de la libertad”.

Mientras la “lucha contra el extremismo” ha sido recientemente el epíteto de la democracia occidental, debemos preguntarnos qué papel ha jugado Occidente en el extremismo en Iraq.

La violencia contra las personas LGBTQI+ en Iraq ha escalado dramáticamente desde la invasión occidental de 2003, y eso no es una coincidencia. De la misma forma que la extrema derecha utiliza los derechos LGBTQI+ como una forma de generar racismo, Isis explota a las personas LGBTQI+ como una herramienta para avivar el odio contra Occidente. El desdén por Occidente es potente en suelo iraquí; ¿qué se puede esperar después de la destrucción de una civilización sin un verdadero motivo? Y la homosexualidad se ha convertido en una imagen de exportación occidental. El equipo de Amid en Iraq ha observado como los cuerpos LGBTQI+ han sido instrumentalizados como síntomas de la corrupción occidental en el país. Parece que no importa donde mires, los cuerpos queer son el chivo expiatorio del extremismo. 

¿Tan poco importamos?

Sorprende a muchxs que ser LGBTQI+ en Iraq no esté prohibido. Cosa que le resulta muy placentero al lamentable Home Office (Departamento de Inmigración), embrujado por el fantasma de Theresa May, que utiliza esta especificidad en la legislación para rechazar las solicitudes de asilo de las personas LGBTQI+ iraquíes. En 2010, por ejemplo, el UK Lesbian and Gay Immigration Group (grupo británico de inmigración de lesbianas y gays), develó que entre el 98 y 99 por ciento de las solicitudes de asilos en el Reino Unido eran denegadas. Y recientemente, el 10 de abril de 2017, el Home Office arrestó a 30 refugiadxs iraquíes, muchxs de lxs cuales corren peligro de muerte en su país, forzándolos a subir a un avión para ser deportadxs, sin ningún tipo de negociación.

Es muy difícil entender esto sin querer gritar: Occidente ha destruido una civilización una vez gloriosa, y ha jugado un rol importante en la escalada de crímenes de odio contra el colectivo LGBTQI+ en suelo extranjero, mientras se niega a ayudar a esas vidas ahora en peligro por su culpa. Para colmo, Occidente se disfraza del bastión de las libertades civiles. Es muy similar a como selectivamente olvidamos que la homofobia en África e India es en parte un resabio de la ideología colonialista británica, de esxs que ahora desaprueban las conductas “primitivas” en el exterior.

No seas unx de ellxs. Como alguien con el privilegio de vivir en Occidente, haz todo lo que puedas para asegurar la seguridad de aquellas personas que están en peligro por acciones de las que formamos parte. Os animo a comenzar con una donación a la urgente organización de Amis, IraQueer.

Amrou Al-Kadhi
Artículo original en Inglés aquí.



lunes, 14 de noviembre de 2016

Las identidades no binarias y el discurso político Queer

Vivimos en una sociedad en la que el sistema socio-político y económico impuesto es el capitalismo cis-hetero-patriarcal. Pero, ¿qué significa esto?

Supongo que no es necesario explicar el concepto de capitalismo, pero sin adentrarnos mucho en el tema, podríamos decir que se trata de un sistema basado en una organización racional del trabajo, el dinero y la utilidad de los recursos de producción.


Es patriarcal porque está basado en una cultura androcéntrica, es decir, en la que el hombre, sus intereses y sus experiencias son el centro del universo, y en la que éste se erige como el paradigma de lo humano. Es un sistema que justifica la dominación sobre la base de una supuesta inferioridad biológica de las mujeres, y que cuenta con un conjunto de instituciones de la sociedad política y civil que se articulan para mantener y reforzar el consenso expresado en un orden social, económico, cultural, religioso y político, que determina que las mujeres como categoría social siempre estarán subordinadas a los hombres(1)



Es heterosexual, entendiendo la heterosexualidad como un régimen político que contiene un pensamiento ideológico, con un discurso que da por sentado que lo que cimienta a la sociedad es la heterosexualidad(2). Este es el discurso heteronormartivo, es decir, aquel que interpreta la heterosexualidad como la estructura natural e inevitable de la sociedad(3).


Y es cis-hetero-patriarcal porque está basado en la supremacía y la dominación del hombre cisheterosexual a través de la opresión y explotación de la mujer y de las identidades trans y/o no heterosexuales, mediante esa organización racional del trabajo, el dinero y la utilidad de los recursos de producción a la que eludía anteriormente; como es el caso del trabajo doméstico y la reproducción de la fuerza de trabajo(4).

En este sistema las personas somos encasilladas, aún antes de nacer, dentro de un marco sexo-genérico binario: hembra/macho, mujer/hombre; y, a partir de este marco, más adelante seremos definidas, o autodefinidas, como transgénero/cisgénero, transexual/cisexual, o intersexual.



Pasando a las definiciones o categorías de la orientación o preferencia sexual, siguiendo en este marco binario, y dentro de un modelo monosexista, podemos también definirnos como homosexuales o heterosexuales. Aunque también podemos encontrarnos con personas que se definen y/o actúan como bisexuales; es decir, que tienen la capacidad de sentir atracción romántica, afectiva y/o sexual por personas de más de un género/sexo(5).

¿Pero qué sucede con aquellas personas que no se identifican con ninguna de estas categorías binarias?

Si nos remitimos al plano biológico, el hecho de que existan personas intersexuales, es decir, personas que nacen con una anatomía sexual o reproductiva que no encaja en las definiciones típicas de hembra o macho(6), ya vemos que el sistema binario comienza a tambalearse. Tanto así, que la todo-poderosa ciencia médica acude rápidamente a socorrer al sistema, y sus emisarios de guardapolvos blancos se encargan de asignar un sexo, “como Dios manda”, a través de mutilaciones y violaciones a los cuerpos y a los Derechos Humanos.


Asimismo, las personas trans nos enseñan que existen mujeres con penes y hombres con vulva, por lo que estos órganos no pueden definir nuestro sexo.

Cuando hablamos de género, partiendo de la base de que se trata de una construcción social y cultural, resulta aún mucho más complicado intentar seguir dentro de este marco, ya que la riqueza de las diferencias individuales de las personas permite definir (o no) un género distinto a cada una de ellas. Es decir, que no existen dos géneros, sino uno: el de cada persona.  

Volviendo a las definiciones o categorías de la orientación o preferencia sexual, ya he comentado el tema de la bisexualidad, pero también nos encontramos con personas polisexuales o pansexaules; es decir, que sienten atracción afectiva-sexual por personas de más de un sexo o género, que dicha atracción es independiente de estos, o que se sienten atraídas por personas que no encajan dentro de este sistema binario.

Llegadas aquí, vemos que el sistema binario que intentan imponernos es una falacia.

Muchas personas pensamos que tanto el género, el sexo, y la orientación sexual, son categorías fluidas, y que podemos encontrarnos en cualquier punto de un continuo.



Personalmente, desde la niñez, no podía identificarme con lo masculino, con lo macho. Al llegar a la pubertad, fue muy claro para mí que sentía atracción física y sexual hacia los hombres. Años más tarde, esa no identificación con lo masculino, y en parte esa atracción por los hombres, hizo que comenzara a identificarme con el término “travesti”, ya que en esa época términos como transexual o transgénero eran desconocidos, por lo menos en Argentina, donde me encontraba. Así fue que comencé a modificar mi imagen para acercarme más a lo femenino, e incluso comencé a tomar hormonas. Al tiempo me di cuenta que eso tampoco me hacía feliz, que no me sentía mujer, y que no quería llegar a serlo. Con el tiempo aprendí que no era necesario encasillarse con ninguno de los dos sexos o géneros binarios, y que me encontraba en un lugar intermedio entre ambos. Me identifiqué con lo andrógino, pero luego supe que en inglés había un término que definía como me sentía; supe que era Queer.


Este término, originalmente peyorativo, que significa algo así como extraño, raro, particular; se usaba originalmente para referirse a personas consideradas como sexualmente desviadas, en particular hombres afeminados y/o que mantenían relaciones sexuales con otros hombres. A finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado, el término fue recuperado por parte de la comunidad LGTB de EEUU, como la organización “Queer Nation”, quitándole esas connotaciones peyorativas, aunque conservando la idea de que describe lo que está fuera de los límites de la sociedad normal, y reconstruido como la idea de una ruptura con las reglas del sexo y el género. Cuando intentamos castellanizar el término, utilizamos sustantivos como marica, bollera, e incluso, como sucede en varios países de Latinoamérica, travesti, o trava.  




Actualmente existe un debate, dentro del mundo Queer, entre el discurso académico, y el discurso activista. No es mi intención entrar en ese debate en este momento ni en este foro, pero sí quiero aclarar que, si bien creo que la academia, los estudios y la teoría Queer han hecho grandes aportes a nuestro colectivo, y han dado sustento a nuestro discurso, cuando hablo de discurso político Queer me estoy refiriendo al discurso activista; o, más exactamente, a cómo yo entiendo ese discurso.


El activismo Queer es un activismo interseccional, ya que entendemos que, como personas, además de tener una identidad de género, más o menos definida, y una orientación sexual, más o menos estable, existen otros factores por los que estamos atravesadas que generan distintos tipos de opresión, como la raza, la etnia, el país y cultura de origen y de residencia, las creencias religiosas y políticas, la clase social, la situación laboral y habitacional, el poder adquisitivo, el estado serológico y de salud en general, las aptitudes físicas y psíquicas, etc.

Somos transfeministas, porque luchamos contra ese sistema cis-hetero-patriarcal que nos oprime a todas, y que es el que genera la violencia machista y la LGTBQfóbica. Porque es una dictadura feroz y asesina; porque es el reino del horror. Y anticapitalistas, porque no permitimos que el sistema nos imponga el lugar que ocupamos en la cadena de producción y consumo, ni que se nos utilice como vasijas para la reproducción de la fuerza de trabajo, ni que se nos desprecie por no poder serlo. Porque es un sistema que genera desigualdad, injusticia y opresión, que está diseñado para el beneficio de unos pocos, a costa del sufrimiento de la mayoría.



Nos oponemos al amor romántico y monógamo, y a la institución del matrimonio como base de la familia nuclear, y como un método de homogenizarnos y controlarnos dentro del sistema capitalista. Si bien, personalmente, creo que el matrimonio igualitario es un derecho que nos pertenece, advertimos su uso como medio de aburguesamiento, y de hacernos creer que pertenecemos a esta sociedad enferma, y así defendamos sus intereses.


Combatimos el Pink Washing(7) en todas sus formas. Comenzando por el que utiliza Israel para hacerse un lavado de cara ante la comunidad internacional, a través de propaganda sobre su supuesto respeto y defensa de los derechos de la comunidad LGTBQ, mientras masacra al pueblo Palestino(8). Y digo supuesto, porque ese país no tiene si quiera matrimonio igualitario, y mucho menos una ley de género que proteja a las personas trans. 


Pero también denunciamos el que se hace de forma local y a menor escala, como, por ejemplo, cuando una empresa como El Corte Inglés, bastión del incumplimiento de derechos laborales y de la persecución sindical, que encubre y mantiene en su plantilla a un jefe machista y misógino que llama “chochitos” a sus subordinadas, intenta lavar su imagen con una publicidad protagonizada por una familia homoparental. Y para colmo, tenemos que ver, atónitas, que algunas asociaciones LGTB salen a defenderla a capa y espada, y que cuando les hacemos este apunte, nos responden cosas como: (cita textual) “...No mezclo peras con manzanas… Trabajo para el colectivo lgtb y eso apoyo. Los otros temas tendrán que trabajarlos otras políticas".  



Nos oponemos al capitalismo rosa y a la homonormatividad(9) que promueve la burguesía gay, con sus modas y sus estereotipos, sus cánones de belleza patriarcales, sus ideas neoliberales asimilacionistas, plumofóbicas, pasivofóbicas, gordofóbicas, lesbofóbicas, transfóbicas, clasistas, misóginas y homonacionalistas(10).


Por eso no podemos participar en Orgullos organizados por asociaciones de empresarios y con el mero objetivo de llenarse los bolsillos de nuestro dinero, instrumentalizando nuestras reivindicaciones y nuestra lucha, y mercantilizando nuestros cuerpos y nuestros deseos.



Pero tampoco podemos compartir espacios con y legitimar a asociaciones que premian a figuras nefastas como la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, o que niegan la terrible escalada de violencia contra el colectivo LGTBIQ, para no asustar a las y los posibles clientes del Orgullo comercial.  

También somos antiracistas y antifascistas, porque sabemos que es imposible acabar con la diversofobia si no acabamos con el fascismo.  Internacionalistas, porque hacemos de todas las opresiones nuestra causa, sin importar en qué lugar de la tierra sucedan. Pacifistas y antimilitaristas, porque las guerras no sirven para nada más que la perpetuación de un sistema injusto y el enriquecimiento de los poderosos a costa de vidas inocentes. Y anticolonialistas, porque ningún Estado o nación es superior a otros, y no tienen derecho a imponer su cultura, su política y sus reglas; mientras saquean sus recursos.



Foto: David Agudo 
Somos cuerpos abyectos e insurrectos, parias, precarias, migrantes, paradas, diversas funcionales, gordas, maricas, bolleras, travestis, trans, putas, chaperos.


Somos la mosca cojonera, la piedra en el zapato.





“Yo no soy libre en tanto haya otra mujer que no lo sea, aun cuando sus grilletes sean muy diferentes a los míos. Y no soy libre mientras una persona de Color permanezca encadenada. Ni tampoco lo es ninguna de vosotras” Audre Lorde(11)




(1) Alda Facio; Feminismo, género y patriarcado (1999 - http://portales.te.gob.mx/genero/sites/default/files/Genero,%20Derecho%20y%20Patriarcado.%20Alda%20Facio_0.pdf)
(2) Monique Wittig; El Pensamiento Heterosexual y otros ensayos (1992 - http://www.caladona.org/grups/uploads/2014/03/el-pensamiento-heterosexual-y-otros-ensayos-m-wittig.pdf)
(3) Michael Warner; Introduction, fear of a queer planet: queer politics and social theory. (1993 - https://sgrattan361.qwriting.qc.cuny.edu/files/2010/09/warnerfearofaqueer.pdf)
(4) Juan Ignacio Castien; Familia y reproducción del capitalismo (Política y Sociedad; Nº 36; Madrid; 2001- http://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/viewFile/poso0101130239a/24452)
(5) Robyn Ochs; Bisexuality (“Lesbian Histories and Cultures: An Encyclopedia.” ed. Bonnie Zimmerman, Garland) (2000)
(6) Definición de intersexualidad de ISNA (Intersex Society of North America - http://www.isna.org/)
(7) Pink Washing: Variedad de estrategias políticas y de marketing dirigidas a la promoción de productos, empresas o instituciones apelando a su respeto o tolerancia de las personas LGTBI. Ver (8)
(8) Jasbir K. Puar; Terrorist Assemblages: Homonationalism in Queer Times (2007, Duke University Press)
(9) Homonormatividad: Constructo cultural que convierte a la homosexualidad en un espacio normativizado de disidencia sexual; que asume al género como elemento generador de relaciones, prácticas e identidades sexuales y complementa la heteronormatividad a pesar de ponerla en cuestión. Ángel Moreno Sánchez y José Ignacio Pichardo Galán, Homonormatividad y existencia sexual. Amistades peligrosas entre género y sexualidad. (Revista de Antropología Iberoamericana, Ed. Electrónica Volumen 1, Número 1. Enero-Febrero 2006. Pp. 143-156 Madrid: Antropólogos Iberoamericanos en Red. ISSN: 1578-9705 - http://www.aibr.org/antropologia/01v01/articulos/010108.pdf)
(10) Homonacionalismo: procesos por los que ciertos poderes se alinean con las reivindicaciones del colectivo LGBTI con el fin de justificar posiciones racistas y xenófobas, especialmente en contra del Islam, respaldándolas sobre los prejuicios de que las personas migrantes han de ser forzosamente homófobas y de que la sociedad occidental es completamente igualitaria. Jasbir K. Puar; Terrorist Assemblages: Homonationalism in Queer Times (2007, Duke University Press)

(11)Audre Lorde; La hermana, la extranjera (1984) http://server1.docfoc.com/uploads/Z2015/12/30/4w6dgy1Sgo/44b786725ab7b6721ad73659e652b789.pdf

jueves, 29 de septiembre de 2016

La descolonización de la Psicología crea posibilidades para el cambio social

La Psicología es una disciplina académica que necesita
una larga y dura mirada a sí misma.

Los asuntos planteados por lxs estudiantes universitarixs de Sudáfrica en una nueva ola de protestas, deben ser entendido como algo integral e interrelacionado con el proyecto de descolonización en actual desarrollo. 

El racismo, la violencia de género, y las condiciones opresivas de trabajo - que persisten en las universidades del país - están alimentadas por ideas que han creado un mundo en el cual se justifica y legitimiza la organización jerárquica de la sociedad. Lxs psicólogxs son participantes claves de ese legado. Son cómplices en la formación de estas actitudes mentales. 

Lxs psicólogxs parten históricamente de las teorías del Darwinismo Social y la Eugenesia, para patrocinar la categorización jerárquica de las personas en grupos raciales, en las que las personas africanas fueron posicionadas como las menos humanas de todas. 

Los ejemplos incluyen los proyectos psicológicos del Siglo XX que implicaban tests de inteligencia y otras pruebas psicométricas, que ubicaban a las mentes de las personas en jerarquías determinadas por la raza.

Lxs psicólogxs defendieron las ideas de la Selección Natural y la "supervivencia del más apto". Su defensa llevó en última instancia a la legitimización de la esclavitud, la colonización y el apartheid; dando como resultado el genocidio de millones de africanxs y la colonización de las personas del "tercer mundo".  

Indicadores de diferencia 


Los estudios psicológicos aún utilizan la mente, y más recientemente el cerebro, como indicadores de diferencia.

El foco en las diferencias neurológicas entre hombres y mujeres; o la interpretación de la salud mental o los distintos tipos de cerebros de las personas adictas a las drogas, criminales, homosexuales, personas obesas, personas infectadas de VIH, es problemática cuando se traduce en resultados de estudios que relacionan la obesidad con una baja inteligencia, a las mujeres con irracionalidad, a las personas jóvenes con desviaciones, y a lxs pobres con la falta de empatía. 

Cuando estos descubrimientos se hacen públicos, reescriben procesos de inferiorización y control. Estos estudios reproducen ideas sobre quienes son conideradxs "normales" - y quienes necesitan una "intervención", así como de qué tipo. 

Pero la mente no existe por sí misma. Está dentro de una persona viva y moldeada en un contexto social. La mente está formada por nuestro ambiente social.

Un cambio descolonizador de la Psicología significaría alejarse del supuesto de que el individuo es la unidad central de análisis, y que no tiene en cuenta los contextos sociales, económicos y políticos de las personas. 

Para entender las causas fundamentales de la enfermedad mental debemos instruirnos, y a otrxs psicólogxs, en cómo las extensas relaciones de dominación y subyugación se manifiestan en la vida diaria de las personas. Una vez que reconozcamos el impacto de las enfermedades sociales en el bienestar de las personas, podemos comenzar a ver como la prescripción de medicamentos y terapias son solo medidas paliativas. Si, como psicólogxs, queremos hacer un cambio duradero en las vidas de las personas, debemos también intervenir en las desigualdades estructurales y las experiencias de violencia y discriminación que existen en la sociedad. 

En caso contrario, ¿no estamos simplemente ayudando a las personas a adaptarse a, y a sobrevivir en condiciones de vida opresivas?

Politizar la Psicología


En un discurso en el Instituto Para las Artes Creativas de la Universidad de Cape Town, el catedrático Nelson Maldonado-Torres propuso diez tesis sobre descolonización. 

Maldonado-Torres ha enfatizado la necesidad de un cambio estético descolonizador a través del cual les damnes - término de Frantz Fanon para denominar a lxs oprimidxs - emerjan como creadorxs y agentes del cambio social. Expresó que, para lxs académicxs, esto significa no refugiarse más en proyectos de estudios o trabajos académicos. Lo que se necesita es un proyecto colectivo que involucre organización política, estrategias y activismo.

Formas de Psicología más politizadas han surgido desde los años ochenta del siglo pasado, y que incluyen psicologías feministas, la Psicología Descolonial, y la Psicología de la Liberación. Estas ramas de la disciplina tienen un foco más social y crítico, e investigan las relaciones de poder entre distintos grupos dentro de la sociedad; tratando las identidades de las personas como diversas, fluidas e interseccionales. Las personas son vistas como entes históricos cuyas mentes han sido construidas por y a través de su ambiente social, económico y político. 

También proponen métodos innovadores y creativos que cuestionan las relaciones tradicionales entre investigadorxs y participantes, de forma que mitigan la violencia epistemológica muchas veces ejercida sobre lxs investigadxs. 

Estos proyectos teóricos son intrínsecamente políticos, e incluyen formas de activismo a través de la concienciación, movilización y acción social.

Lxs estudiantes han mostrado a lxs académicxs que quieren aprender sobre este tipo de conocimientos mientras vuelven a centrar la atención en sus experiencias y culturas dentro de la Academia. Están cuestionando para qué sirve la Academia.

¿El trabajo académico se está dedicando críticamente a asuntos de raza, clase y género, y en contra de las prácticas opresivas? ¿Qué teorías pueden crear, guiar y sostener sistemas sociales alternativos? Estas teorías deberían y deben emerger de la relación entre la producción del conocimiento que se lleva a cabo en las instituciones académicas y las experiencias vividas por las personas. ¿Cómo podemos saber que cambios son necesarios para alcanzar una sociedad justa sin conocer la vida de aquellas personas que están más marginalizadas por los sistemas sociales, y cómo involucrarlas en la lucha colectiva?

Un proceso de cambio


Un giro descolonial es un proceso de cambio, tanto en le pensamiento, como en la práctica; y está estrechamente relacionado con las instituciones académicas como piezas clave en la producción del conocimiento.

Varias cosas se han convertido en el centro del funcionamiento de las universidades: erradicar el pasado colonial, reflejar que sigue estando mal en el presente, e imaginar un futuro en el que las experiencias interseccionales de lxs más oprimidxs sean reconocidas y valoradas. Todo esto puede contribuir al surgimiento de teorías relevantes y productivas. 

A lxs psicólogxs de Sudáfrica les sugiero que un compromiso con la cultura negra, el feminismo negro y las masculinidades negras es central al proyecto de construir comunidades sanas, y abre posibilidades para la movilización, la acción y el cambio social. 

Este artículo (original en inglés) es una adaptación de un discurso presentado en el Congreso Anual de Psicología de la Sociedad de Psicología de Sudáfrica que tuvo lugar en Johannesburgo, del 21 al 23 de septiembre de 2016.