Hace unos días, tuve la suerte de hablar "virtualmente" con María Belén Correa, una de las primeras mujeres transexuales activistas de la República Argentina, cofundadora de ATTTA (Asociación Argentina de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina), y parte de Red Lactrans (Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans).
María Belén nació el 25 de junio de 1973 en la Ciudad de
Buenos Aires, pero vivió su infancia en Luján:
“Al lado de una estación de tren, porque mi padre era
ferroviario. Fui bastante feliz mientras estuve sola, porque fui única hija
durante casi siete años, y esos años fueron un paraíso porque vivía entre
telas, una máquina de coser, y mi mamá aburrida, con un montón de (tele) novelas.
No tenía mucha opción de salir a jugar… no tenía una vereda (acera), tenía un andén, y entonces era peligroso. Jugaba en un gran parque, o dentro de la casa. Teníamos
una maratón de novelas que veíamos con mi mamá… esa fue mi infancia, entre telas y novelas”.
Cómo muchxs, tuvo una niñez en la que sus comportamientos no
eran los que se esperaban de una persona del género que le habían asignado
al nacer:
“De muy chica sabía que era lo que tenía que hacer, y lo que
no tenía que hacer. Quizás me di cuenta con los no, con las distintas cosas que
me podía llegar a decir mi papá, porque mi mamá no me ponía ningún tipo de
límite. Es más, en el tiempo que estábamos solas era mi tiempo de libertad.
Cuando llegaba alguien de afuera era cuando: “¿No es raro que este chico solamente
esté adentro?; ¿No es raro que le guste jugar con telas?; ¿No es raro que le guste
jugar con lanas, o agujas y cosas así?”. La gente de afuera era la que daba
esas opiniones, entonces sabía que cuando venía alguien había cosas que no
podía hacer. Un planteamiento específico sobre mi identidad de género no sé cuándo lo pude tener”…
Belén recuerda su primera muñeca:
“Una de mis primas viene a casa una vez y se olvida (en
realidad nunca se la olvidó, sino que la robé y la escondí) una muñeca Barbie…
y esa fue la primera que tuve, por unos tres o cuatro meses. Para poder esconderla, la enterraba. Tenía
muy claro que no podía estar visible”…
Luego la familia comenzó a crecer, y con la enfermedad de su
padre cambiaron mucho las cosas:
“Cuando tenía 9 o 10 años llega mi hermano, y luego mis
hermanas mellizas… Entre los 12 y los 15 años, cuando se enferma mi papá, mi familia se abocó a la enfermedad y al
cáncer. Mi mamá se hizo cargo de los tres chiquitos y yo me hice cargo de
mi papá, como enfermera. Cada vez que lo internaban (ingresaban) me tenía que
internar con él para cuidarlo. Cuando fallece, después de mis 15, le digo a mi
mamá algo como “me parece”… y me dice:
“Ah, eso ya lo supe toda la vida y es lo
de menos después de lo que pasamos”… Mi mamá pensando que yo solamente iba
a ser un chico gay, o algo así... A los 17 le cuento que ya tenía una cita para
hacerme el busto y que estaba esperando a los 18; y que no le estaba pidiendo permiso sino que le estaba comunicando. Ese
fue el planteo que hice entre los 17 y los 18. Yo ya mi vida transexual la
tenía en la Capital Federal (CABA), ya que me fui para trabajar, porque después
de que muere mi papá quedamos con una hipoteca en la casa, habíamos vendido el
auto (coche), habíamos vendido el terreno, habíamos vendido un montón de cosas.
Era la época de Alfonsín, esa crisis, una de tantas que pasamos en Argentina”.
¿Prefieres definirte cómo activista o como militante?
"Nunca me clasifiqué ni como militante, ni como activista. Sé
que me han nombrado de las dos formas y me identifico con las dos formas, pero yo, más que nada, particularmente,
me identifico como una sobreviviente…
Porque en mis inicios no tenía la menor idea de lo que era ser activista, ni de
lo que era ser militante. En ese tiempo, en el 93, es cuando conozco a chicas
grandes (mayores) transexuales, que ya tenían sus años y habían viajado, y
vuelto, y sabían lo que era la represión, y sabían lo que eran los calabozos…
yo hasta ese tiempo no lo sabía… Yo
conocí el primer calabozo después de ser activista; antes no, porque me
manejaba de una forma que no era muy visible. Por eso me considero una
sobreviviente, porque del grupo original de ATTTA, de cuando nos organizamos y
decidimos ponerle un nombre al grupo, no queda ninguna, y las que quedan no
están muy bien".
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Cartel de ATA, en ese entonces Asociación de Travestis Argentinas |
Cuéntanos un poco tus inicios en el activismo.
“Llego en el 91 a la Capital, a mediados de 91 o 92 ya me
hago amiga de Claudia Pía, en ese momento era Lara Graciano, la
Lara, como le decíamos, y su grupito de amistades. La diferencia que tenía con
el resto de chicas era que mi mamá me podía alquilar, el resto de las chicas no
podían alquilar, porque muchas no tenían ni mamá, y eso era lo que me unía
bastante con Claudia, porque las dos teníamos la misma realidad; la dos
teníamos madres que se habían hecho cargo de chicos chiquitos, y había muchas
cosas en las que nos entendíamos… El resto de las amistades que teníamos no
tenían esa realidad familiar; eso de decir un domingo “me voy a mis casa” “o me
voy a ver a mi familia”; había muchas chicas que no tenían esa situación y a
veces chocaba y a veces no… y ese era nuestro punto de unión”.
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Belén junto a Claudia Pía Baudracco |
“Al inicio era activismo; distintas formas de manifestarnos
para poder ser más visibles… era un activismo muy fuerte: pedíamos libertad. Pedíamos caminar libremente, que no se nos
llevara detenidas, pedíamos derechos como ciudadanas. Pedíamos lo básico de
vivir en democracia, que después de veinte y pico años se logró. Después, a
medida de que iba pasando el tiempo, se pedían distintas cosas, por ejemplo que no nos maten, porque entre el 90 y
el 2000 fue el tiempo en que nos estaban matando como moscas y eran un velorio
o dos por semana, sí o sí fijo, en Capital Federal. A medida que iba pasando el
tiempo se iban cambiando los objetivos, y algunos se iban alcanzando. Desde lo
que fue el inicio de ATTTA se superaron bastantes”.
De esos años de lucha, además de logros político-sociales,
se crearon lazos, redes, y se forjaron amistades…
“De las compañeras que me marcaron desde el inicio, y a Pía,
te puedo nombrar a Fidela Corman, una transexual paraguaya que no muchos conocen,
y que vivió exiliada en Argentina. Era pintora, artista plástica, y nos inculcó
muchas cuestiones que hoy entiendo, y que empecé a entender en EEUU; cuestiones
de vida social, de arte, de una expectativa de vida, de tener una expectativa
de libertad desde otro punto de vista. Cosas que en ese momento en Argentina,
en los 90 no veíamos, pero ella era como una visionaria en ese tiempo”.
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Wendy Leguizamón |
“Me acuerdo de Wendy Leguizamón, que trabajaba en el
guardarropas de El Morocco… era un sol, un ángel, muy buena persona; tenía una
luz increíble. Llegó a estudiar para maestra e hizo sus prácticas. Siempre
recordaba esas prácticas con sus alumnos, en las cuales le decían señorita, y
cuando venía la directora o la supervisora que estaba controlándola le decían
maestro. Los chicos eran sus cómplices; siempre se acordaba de eso… Murió en el
94 para el 95, y esa fue la muerte que más nos marcó a Pía y a mí. Tuvo el
reconocimiento de mucha gente que valoró el trabajo que ella hizo”.
Luego comenzaron los viajes, y de a poco, el exilio.
“En 2001 fue mi exilio… en el 2000 trato de irme de
Argentina, yéndome a Brasil con una compañera de teatro y estuve viviendo casi
un año en Camboriú, trabajando en un teatro-casino. Los primeros meses fueron
hermosos porque era Brasil, trabajar en un teatro hermoso, enorme, con
localidades llenas, hasta que terminaba la temporada y te quedabas en un
pueblito y ahí dejabas de ser la artista
para volver a ser la transexual caminando por Brasil, que no era ningún
tipo de libertad si no una seudolibertad encubierta, donde me respectaban
porque estaba de gira, pero nada más”.
“Después regreso a Argentina, para fínales de año; siempre
para los finales de año para poder estar en la organización de la Marcha (del
Orgullo LGTB, que en Buenos Aires se realiza en noviembre). En el transcurso
entre estar yendo y viniendo, hago una nota para la revista Para Ti. No como
María Belén la activista o militante, sino María Belén como persona, para
contar intimidades, como donde había nacido, como había sido mi infancia, y ahí
es donde presento a mi mamá y a mis hermanos. Sacan una foto de mi familia y yo contaba que la familia era lo más
importante que tenía. Y mi familia contaba cosas sobre mí, bla, bla, bla… Esa nota fue lo peor que pudo haberme
pasado, porque a partir de ahí empezaron a caer amenazas dentro de mi
casa... Así que, sumado a que habían asesinado a Vanesa Ledesma, una activista
muy fuerte y amiga, en Córdoba, además de unas palizas que le habían dado a
otras activista de Capital Federal, y que nosotras teníamos una custodia
constante en la puerta… Ángela Vanni, que era nuestra abogada nos decía que
teníamos que cuidarnos porque le habían llegado comentarios de que estaban
preparando algo para nosotras… y que sí, que no, decido, después de la marcha,
irme”.
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Marcha del orgullo LGTB Buenos aires 2011 |
“Yo tenía dos pasajes, uno a París, y uno a Miami, termino
yendo a Miami. Allí conozco a un cubano, un chico gay, que me dice que me vaya
a conocer Nueva York… Me compro un ticket de tren y nos encontramos a bordo,
pero la intención de este chico era robarme. A mitad del viaje, me despierta la
policía y me dicen que “mi novio” había querido agarrar las valijas… ¡Me salvé por pajuerana! Un hombre se
acordaba de mí porque me había visto subir sola al tren, y había intentado
abrir la puerta del tren a los tirones, como en Argentina, cuando era
automática y se abrían con unos botones”.
“Y así llegué a Nueva York, sin conocer a nadie, sin tener
ningún tipo de contacto, y me fui a un hotel. Había escuchado que Queens era el
lugar más barato, así que busqué un hotel allí, y ahí me metí. Al otro día
llamo a Argentina, y Claudia, Pía, me hace acordar que en Nueva York estaba Cintia
Pérez, a quien teníamos de amiga en común. Así que me voy a su sillón, porque
ella tenía una habitación muy pequeña en un departamento, que le alquilaba a unas
portorriqueñas. Y ahí estuve unos seis meses, como todo latino que llega a EEUU,
pagando derecho de piso; comiendo,
durmiendo, viviendo, todo en un solo sillón, para tratar de molestar lo
menos posible, y junté el dinero para poderme alquilar e irme a un departamento”.
“A todo esto ya había conocido a otra amiga que me indicó
como podía hacer, porque a todo esto yo era una indocumentada, ya se me habían
pasado los tres meses… ah, y en el transcurso, y porque me quedé en EEUU…
porque en el departamento donde me estaba con Cintia y las portorriqueñas, a la
semana, me desaparece el pasaporte… Mi
intención era seguir viaje, pero la intención de otras personas era que yo me
quedara para que siguiera trabajando para ellas. Entonces, al estar sin
pasaporte, indocumentada, era más fácil mantenerme “en cautivo”, por decirlo de
alguna forma. La única suerte que tuve es que el cartoncito que te daban para
la entrada lo había puesto separado, y no le habían dado importancia Y ese
cartoncito era mucho más valioso que mi pasaporte. Con eso me presenté a Paul
Dowel, que era el abogado de inmigración, que me dio la posibilidad de pagar la
consulta en cuotas, y así fue que tomó mi caso por asilo político. De las cinco
clasificaciones de asilo político, me tomaban tres: persecución política, por
orientación, y etnia”.
“El 8 de diciembre de
2004 me conceden el asilo… tuve cuatro entrevistas con la jueza, y fue un
proceso largo, y en esos años estaba seudolegal. Hice trabajo sexual los
primeros ocho o nueve meses, hasta que junté lo del abogado, y cuando se
presentan los papeles, el abogado me dice que eso era ilegal y que empezara a
buscar trabajo. Cuando lo hago, me encuentro con la negativa porque no tenía
ningún tipo de experiencia, en ningún sentido, pero a la vez sí tenía
experiencia como activista-militante… Yo no sabía cómo era el sistema de EEUU”…
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María Belén en Nueva York |
“Pasa el tiempo, encuentro a unos activistas latinos, y ahí
conozco la Comisión Latina. Cuando voy allí, pensando en el estilo y los
mecanismos de Argentina, me choco con la realidad latinoamericana, que era
mucho más machista y transfóbica… Cuando llego a la mesa eran todos varones,
una lesbiana, y un chico trans que lo trataban de mujer. Cuando me voy ubicando
en tiempo y espacio donde estaba metida, sabía que tenía que empezar desde cero
nuevamente todo. No solo no era nadie en EEUU como activista, no era nadie
tampoco como persona trans; porque los gays estaban acostumbrados a que las
personas trans latinas solo servían para recibir un servicio, no para exigirlo,
y mucho menos militar, o hacer una actividad. Ahí es donde me empiezo a
capacitar; empiezo a ir al CDC (Centers for Disease Control and Prevention –
Centros para el control y prevención de enfermedades), y a tomar los distintos
cursos que tenía que tener para poder pedir un trabajo”.
“Me presento en tres lugares, y me toman en algo provisorio;
en el Programa Somos, gracias a Hugo Ovejero, porque él estaba dentro de ese
programa que hacían dentro de la Comisión Latina. El Grupo Somos era la unión
de nueve grupos latinos, y él ocupaba el espacio del Grupo Mateando, del que
formé parte de su fundación. El Grupo Somos se encargaba de hacer talleres para
la comunidad latina, a hacer eventos, y cuando por primera vez me muestran la
propaganda que hacían, y me dicen que estaba lista para salir en unos días, me
preguntan qué le cambiaría… y yo le digo a mi jefe que todo! Porque los
carteles sólo hablaban de homofobia, y no hablaban de lesbofobia, ni de
transfobia, ni de bifobia… y ante estas palabras ellxs decían: ¿qué?, ¿qué?, ¿qué?
Y partir de ahí me di cuenta de que
tenía que empezar de cero. Y empecé de cero. Empecé a implementar todo lo
que era la palabra, me metí dentro del CDC y empecé a participar de las
reuniones internas, para que nos sacaran de la clasificación MSM, o HSH (Men
sex men, hombres que tiene sexo con hombres) que es la clasificación con la que
en ese momento, y actualmente, en algunos estados, se sigue nombrando a la
comunidad trans en EEUU, gracias al famoso CDC; siendo que en Latinoamérica eso
ya se ha cambiado y estamos identificadas como personas trans, en la
documentación y en los censos, gracias a la Red Lactrans, con la que estamos en
la Organización Panamericana de la Salud, la OMS, y hemos llegado hasta las
Naciones Unidas. Ahí es donde me fui haciendo más conocida… después cayeron
algunas personas de Latinoamérica, que habían ido a Argentina y habían oído
sobre ATTTA, y se empezaron a interiorizar; y así me fui haciendo un mínimo
nombre dentro de lo que era el activismo trans en EEUU. Después me contacté
mucho con las latinas, que ahora están muy fortalecidas, como Bamby Salcedo, Ruby Corado”…
“Fueron
transcurriendo los años y empiezo a explotar lo de hacer shows en distintos
pubs. Hacía lo mismo que hacía en Argentina y empecé a armar un grupito,
chiquito, con Natalie, Fabiola, Daniel, con quienes hacíamos un poco de teatro”.
“También en
esa época empecé a trabajar con Trans Empowerment; cinco años en los que estuve
en la agencia Lower East Harm Reduction (reducción de daños), y que fue mi primer
trabajo con sueldo fijo”.
“En 2004,
cuando se me otorga el asilo político y empiezo a viajar, empiezo a trabajar
muy fuerte todo lo que era Latinoamérica, y con la Red Lactrans, empiezo a
viajar a Colombia, Perú, Ecuador, República Dominicana, Mexico, para intentar incluirlos
dentro de la Red”.
Y después,
Europa…
“En 2008,
Daniel Buzato, un amigo de toda la vida, se va a trabajar a España, y nos
encontramos allá… yo no conocía, y me compro un pasaje un año antes! Allí me
encuentro una comunidad muy grande de chicas argentinas, jovencitas, las que yo
había dejado cuando tenían entre 15 y 17 años, que ya tenían entre 25 o 30, que
es algo que no me pasaba en EEUU. También ahí hago el primer taller para la
Fundación Triángulo”…
“Una de estas
chicas me dice: “a vos que te gusta el teatro, por qué no te vas para Alemania,
que tengo un conocido que es dueño de un teatro”. Era en Hannover. Digo bueno,
está, puede ser… me voy. Cuando vuelvo a EEUU, me quedo con la semillita de que
estaba por volver, para hacer teatro en Alemania, y a los dos o tres meses me
saco otro pasaje, a España. Ya llegaban las fiestas, y decido irme a pasar
Navidad y Año Nuevo vaya a saber dónde. Había roto con una pareja, un noviazgo
que tenía hace casi tres o cuatro años, y entonces no quería pasar Navidad y
Año Nuevo en EEUU, así que decido irme a
la que no sé... Cuando llego a España, Daniel ya no estaba, pero estaban
estas chicas que me recibieron. Ya tenía unas amigas, Barby, o Paloma, una
argentina de mi época. Una chica me dice que necesitaban gente para hacer show
para las fiestas, en Alemania, Hannover. Llamo por teléfono y me dicen que sí…
Había llevado dos o tres cuadros: Eva, un burlesque con abanicos de plumas, y
otro más. Y me fui, con eso, para Alemania. Me quedo un mes y medio, el otro
mes y medio vuelvo para España, y a partir de ahí empezó el ir y volver, ir y
volver, durante casi un año… así que estaba mentalizada que estaba viviendo en
EEUU, pero la realidad es que estaba viviendo afuera de EEUU; porque estaba
tres meses fuera, llegaba a EEUU, me quedaba 15 o 20 días, y volvía a irme”...
“Y en el
transcurso, lo conozco a Nico, quien hoy es mi marido… pero en ese tiempo yo me
rehusaba, porque venía de un noviazgo truncado, y no quería saber más nada con
nadie. Y la realidad era que a mi Alemania no me gusta, y no me voy a quedar
nunca a vivir en Alemania… eso era lo que yo decía… lo nuestro no va a poder
funcionar. Bué, me terminé casando, y llevamos juntxs desde ese momento en que
nos conocimos, en 2008, hasta hoy”.
¿Y el
activismo?
Activismo en
Alemania, no. Nada, absolutamente nada… ni La Marcha, nada. Es como que yo no viviese en Alemania, mi
casa es el Consulado Argentino… mi
televisor está en Argentina, mi computadora está en Argentina, y todo lo que es
mi conexión es hacia Argentina. Por eso, muchas personas de Argentina piensan
que estoy viviendo allá, por la forma en la que me comunico.
Sigues en contacto con muchxs activistas argentinxs, ¿cómo
es ese nexo?
“Sigo interesándome e interiorizándome en el grupo ATTTA… si
bien estoy fuera de lo que es institucional, o de lo que se firma, estoy dentro
de lo que es lo social, porque muchas de las chicas todavía me siguen
relacionando con ATTTA, y cuando quieren hacer algo, o quieren ingresar al
grupo, me siguen llamando a mí; así que sigo en comunicación con la gente de
ATTTA. Y con la Federación LGTB, que es la que ha impulsado casi todos los
cambios en Argentina”.
¿Tienes pensado o fantaseas con volver alguna vez a
Argentina?
“Si fuera por mí, ya me hubiera ido a Argentina, porque a mí
lo único que me ata hoy en día a Alemania es mi pareja, mi marido, que es un alemán;
y tendría que estar diciéndole: dejá todas tus cosas, dejá tu familia, tus
raíces, para venirte a donde estoy yo… qué es lo que he hecho yo, por él. Ahora
esta eso, que influye mucho, el tema de la pareja. Pero si vamos a sueños, o
ganas, si fuera por mí ya me hubiera ido hace dos años… a vivir, o a miltar, o
a trabajar, pero estar ahí”.
“Nuestro plan es regresar a Argentina en un máximo de dos
años, o tres. Tenemos un proyecto de vida de familia, juntxs, ya que allí
tendríamos mucho más fácil el tema de la adopción. Y estar allá un tiempo,
hasta que la bebé, o el bebé tenga un cierto tiempo como para que pueda viajar,
y después tener una educación desde este lado… ya después el tiempo dirá. Sí,
la idea es ir, pero tampoco le quiero cagar la carrera a Nico, porque no lo
quiero llevar a Argentina y que después no pueda tener ni trabajo, y sea un
fracasado en su situación personal por seguirme”.
¿Qué opinas de las redes sociales como Facebook?
“Facebook me permitió juntar a las sobrevivientes de la vieja
época que están dispersas por distintos lados… en Italia, España… tengo una
comunicación muy fluida con ellas. Desde que falleció Claudia, hace casi tres
años, continuamos con el proyecto que teníamos las dos, El Archivo de laMemoria Trans, para el cual veníamos juntando un montón de material y teníamos
la biblioteca. Basándonos en lo que nos dejó Pía, que es la biblioteca, es
donde comenzamos, y ya llevamos dos años de recolección de material. Y pronto
se va a cumplir un año de la creación de un grupo de FB”.
“También tengo mucho contacto con Latinoamérica… Red Lactrans es lo que más firme y
fuerte tengo, pero en primer lugar el proyecto actual que es el del Archivo de
la Memoria Trans. El proyecto es la reconstrucción del pasado mediante la
memoria de las que quedaron vivas… la memoria de las sobrevivientes. Es un
trabajo que estoy haciendo en Argentina, pero que lo puedo manejar desde
afuera, gracias a Facebook. Ya se hizo la primera exposición el año pasado, con
objetos personales de Pía, de hace mucho tiempo… del inicio, su álbum familiar,
y su caja de fotos en la que se basaron para hacer su documental”.
¿Cómo ves la situación de las personas transexuales a nivel
social, cultural, laboral, político y legal donde vives, en general en Europa,
en Argentina, y en el mundo?
La Comunidad Trans está muy avanzada, muy visible,
empoderada. Es consciente de que estamos en un momento justo para poder reclamar y pedir. En algunos
países la visión es mucho más lejana, porque están como en Argentina en los 90,
y hay otros lugares que están mucho más atrasados… pero comparando Argentina
con Europa, la primera no tiene nada que envidiarle a la segunda, y hay un
montón de posibilidades como para poder desarrollarte como persona.